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Diez breverias: «Especial Todos los Santos»


Sin ser, esta vez, desafío personal del Blog de Lidia para su Escribir jugando de noviembre pero, dada la festividad y la coincidencia con su reto mensual, he hecho diez micros de hasta 50 palabras respetando sus otras condiciones.


  • (I) El bosque sombrío no es siniestro pero, en el Día de Todos los Santos, a los espíritus de los gatos allí enterrados, se les oye maullar como cuando estaban en celo. 

  • (II) El uno de noviembre es el día del juicio de las almas, por eso los cementerios se llenan de flores y los gatos ronronean desde por la mañana.

  • (III) Dicen que quien nace el Día de Todos los Santos, su ángel de la guarda serán las ánimas del purgatorio, por lo que tendrá más vidas que un gato.

  • (IV) Los gatos negros de Salem, cada uno de noviembre, desaparecen en el bosque para reunirse con los espíritus de las brujas que allí fueron quemadas.

  • (V) Los fantasmas de los difuntos en el Día de Todos los Santos se manifiestan en sueños y apariciones. En ese día no extraño ver a los gatos mirar fijamente una pared vacía.

  • (VI) Quien muere, mientras suena la última campanada que da paso al Día de Todos los Santos, mantendrá su cadáver incorrupto hasta que su espíritu abandone la tierra. Los perros y gatos de la casa no volverán a entrar en su alcoba hasta que el alma quede libre.

  • (VII) Quien tiene gato en casa sabe cuando es uno de noviembre. Ese es el único día del año que te respeta y te mira como si fueras un fantasma.

  • (VIII) En la noche de Todos los Santos, si hay luna llena, los gatos la miran como si vieran a las almas cruzando al otro lado.

  • (IX) Las brujas saben bien que, para sus hechizos más poderosos, necesitan huesos consagrados. Y que, solo los pueden recoger en los camposantos, la medianoche del uno de noviembre, si la luna es nueva. Sus gatos negros les indicarán la tumba más adecuada. 

  • (X) El Día de Todos los Santos es normal ver a perros y gatos en los cementerios, parados ante una lápida o mirando fijamente un nicho, como si vieran el espectro de su amo. Los perros, por su fidelidad, pueden llegar a morir; los gatos ceden una de sus siete vidas. 


 

Autor:

La imaginación nos brinda todo aquello la vida nos pueda negar y más...

23 comentarios sobre “Diez breverias: «Especial Todos los Santos»

    1. Gracias Lídia, me alegro te gusten y, esas dos, en concreto. He aprovechado para numerarlas y puntuar, un poco mejor, la novena:

      (IX) Las brujas saben bien que, para sus hechizos más poderosos, necesitan huesos consagrados. Y que, solo los pueden recoger en los camposantos, la medianoche del uno de noviembre, si la luna es nueva. Sus gatos negros les indicarán la tumba más adecuada. 

      Saludos y gracias a ti por tu concurso 👻✋

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    1. Haz como suelo hacer yo, si se hace mucho la despistada, la engaño, al principio, con la Paciencia; luego, le tiro los tejos, a la Esperanza. Y si la Musa sigue en sus trece, ya me lío con cualquiera, hasta que vuelva a dar señales de vida y reaparezca; como quien no ha roto un plato, o se hubiera ido solo a tomar un café y vuelto.
      No tienes que escoger en este decálogo, al que más te guste le acompañarán el resto sin sentirse menospreciados. En tu caso, el último es posiblemente el más romántico, aunando la espiritualidad de las personas y las mascotas que seguro tienen también su alma.
      Muchas gracias a ti por visitar y comentar 👻✋

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      1. He vivido totalmente ajena a lo que me cuentas. No forma parte de nuestras costumbres; sin embargo, las nuevas generaciones sí han comenzado a festejar la Noche de todos los santos. Y fíjate, que vivo como a 200m de un pequeño cementerio rural y tengo varios gatos para mantener a raya a los roedores que suelen vivir en el campo. Nunca se me ha ocurrido relacionarlos, ni menos en el día de Todos los santos.

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            1. O una situación graciosa en ese día y que aparezca un gato:
              Hacía tanto viento esa Noche de Todos los Santos que las sábanas tendidas en las terrazas parecían fantasmas volando. En una de esas rachas de aire se oyó el golpe de la puerta de un balcón y a continuación unos maullidos de gato tan fuertes como del mismo infierno, tanto que todas las luces del vecindario se encendieron al momento. El pobre animal casi pierde el rabo del portazo y la dueña la vida de un infarto.

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