La decisión de la florista
Se pasaba el día sola en el invernadero, cuidando de las orquídeas para sentirse, tanto ella como su secreto, protegida entre las flores. Necesitaba estar apartada del mundo hasta que se decidiese su destino.
Como hija de maga, sabía interpretar las runas y cada luna llena las echaba. Pero Mannaz siempre le salía para confundirla aún más. Hasta el siguiente plenilunio decidió pasear al ocaso, por la orilla de la cala pequeña, a meditar su decisión.
A los veintisiete días, de largos caminatas por la arena, por fin se decidió.
Rompería definitivamente con su timidez abriéndose una cuenta en Instagram.
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