Escribe tu relato navideño: La pequeña Doris

Las promesas de primero de año, esas que hacemos con un par de copas de más, generalmente, o al menos eufóricos, sé por propia y reiteradas experiencias que son como la resaca posterior; a los pocos días son un vago recuerdo que deseamos acabar de olvidar. Yo por eso este año, antes de empezar las celebraciones, con sus correspondientes brindis, hice una promesa que pienso cumplir antes de acabar este mes de diciembre.

A la vuelta de la esquina de mi barrio pusieron un gran contenedor de obra, que ahora estará parada hasta pasadas las fiestas. Por lo cual algunos vecinos, tanto de viviendas como bajos comerciales, han aprovechado para ir llenándolo con diversos artículos. Cada día que yo por ahí pasaba iba viendo como cambiaba ese escaparate al aire libre. Porque, curiosamente, la vieja y destartalada lámpara de araña había a alguien que sí le servía o los raídos cojines de terciopelo ya pelado igual estaban en la cama de alguna mascota del barrio.

Era así con mucho de lo depositado en el contenedor, aunque nunca yo veía a nadie ni echar, llevar o hurgar en él. Lo de la promesa del principio viene porque hace unos días allí estaba ella, Doris. En cuanto la vi, instintivamente, la puse nombre y Doris (y no tengo la menor idea del porqué fue el primero que me vino a la cabeza en ese momento). Al llegar a casa, sobrio al cien por ciento, no había empezado con mis rondas cerveceras de la tarde, decidí adelantar mi promesa de Año Nuevo a ese mismo momento.

Mi objetivo era rescatar a Doris del contenedor antes que alguien tuviese mi misma intención y se la llevará primero. El plan que esboce fue de lo más sencillo en plan: Veni, vidi, vici. Iría por la parte de atrás de mi calle para salir justo a la esquina donde estaba mi objetivo, desde allí podría observar sin ser visto si alguien pasara, al tiempo que calculaba los movimientos precisos para lanzarme al contenedor y recoger a Doris. Por último volvería por la misma parte de atrás (que es la menos transitada) y a casa con mi regalo navideño.

Todo salió como estaba previsto, salvo que lo tuve que repetir hasta en tres ocasiones porque mi pequeña Doris estaba acompañada de otras Doris, y no iba yo a llevar una linterna precisamente para delatar que estaba hurgando en aquel maldito contenedor. He dicho tres por eso de que a la tercera va la vencida, pero qué coño di como siete u ocho viajes hasta esa dichosa esquina aquella tarde. Cuando en casa, tras la última escaramuza por el barrio, pude comprobar que esa, si era mi Doris, me sentí tan satisfecho y aliviado que me tomé las cervezas en casa con los ojos vidriosos de la emoción.

Tres es mi actual número en cuanto a la tolerancia de cerveza, así que al despertarme por la mañana con una resaca del cuatro me lo confirmaron las cuatro botellas de cerveza que había en la mesa. Bueno, una celebración tiene también sis efectos secundarios y hay que aceptarlo. Si hubiera celebrado con cerveza 0.0 mi auto regalo de Navidad me habría parecido un mal chiste con menos gracias si cabe que el alcohol de ese sucedáneo.

Me pasé toda la mañana limpiando y acicalando a mi Doris. Después volví a comprobar que no le faltara nada y como un Geppetto con más intención que maña me puse manos a la obra. Finalmente, ya estaba lista mi nueva compañera y tan exultante como yo me la había imaginado la primera vez la vi en aquel contenedor a pesar de su mal aspecto y suciedad.

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🎄2025🥂🖐️

2 comentarios sobre “Escribe tu relato navideño: La pequeña Doris

  1. ¡Hola, JM!

    Tu relato es muy original. Me parece muy intrigante el comportamiento y los pensamientos del protagonista. Sin duda, se siente muy solo y Doris le hace creer que pasará las fiestas acompañado. Creo que el nombre de Doris es muy acertado porque según he leído proviene de la mitología griega y significa “don” o “regalo”.

    Por otro lado, me ha encantado también esa referencia que haces a Geppetto, pues nos acerca más a los sentimientos del protagonista e insiste en la situación de soledad en la que se encuentra.

    El toque de ironía también me ha gustado mucho, especialmente aquí: “He dicho tres por eso de que a la tercera va la vencida, pero qué coño di como siete u ocho viajes hasta esa dichosa esquina aquella tarde”.

    En definitiva, una historia muy curiosa que te atrapa desde el primer instante y que refleja la desesperación a la que lleva la soledad.

    Te agradezco mucho tu participación en el reto navideño. Un saludo y Feliz Año 2025!  

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  2. Hola JM, ….Me pasé toda la mañana limpiando y acicalando a mi Doris. Después volví a comprobar que no le faltara nada y como un Geppetto con más intención que maña me puse manos a la obra… Me recordaste a Pinocho. Un cuento que me encanta. No sé si me equivoco, pero creo que ya lo leí. De todas formas es un placer volver a leerlo.

    un abrazo y feliz año.

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