Un centro penitenciario de alta seguridad puede tener y necesitar una política autoritaria y represiva, una democracia con un estado de derecho no. Esta es la reflexión que tiene que hacer Rajoy. Un gobierno, sea del signo que sea, se debe no sólo a sus electores sino también al resto, la aplicación de sus leyes no diferencia siglas, por ello debe ser justo y además de parecerlo.
Los famosos recortes de Rajoy, seguramente hayan sido necesarios, lo que no han sido, en ningún caso, justos en cuanto a su aplicación. Y el saneo multimillonario de cajas y bancos, endeudados por su mala gestión y avaricia, pudo ser el insulto a la ciudadanía que ahora les está empezando a pasar factura electoral.
La riqueza de una sociedad reside en el estado de sus gentes no en el beneficio de sus empresas.