La entrada de hoy es una salida, una simple vía de escape, para alejar las nubes de pensamientos que ocultan mi imaginación. Al igual que este cambio climático que alarga las estaciones y las confunde, las emociones son sus daños colaterales.

Un cambio de hora a destiempo, ha sido el detonante de un descanso superficial, donde el sueño profundo se ha hecho presente por su ausencia. La luz, al igual que el agua, son fuentes naturales de vida; a una planta el cambio horario no le afecta, se rige por el día y la noche haciendo su vida igualmente; nosotros, yo en concreto (el percebe también), siento esa hora de diferencia como un bocado a mi necesario descanso que los sesenta minutos adicionales de luz no me compensa. Y, en cambio, se me acumula, para el día siguiente.

Escribir es un acto racional y su fluidez es como el curso de un rio, llegando incluso a dejar un cauce seco en su recorrido. Hoy hago este ejercicio, como la compuerta de la presa, que se abre para evitar una sequía de consecuencias imprevisibles en la cosecha de la imaginación.

Dicho lo cual, doy por concluida esta entrada, que ha dado salida a mi pataleo por el puto cambio de la hora.

14 comentarios sobre “Pataleo por una hora perdida

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