Eli Ripley III «Un sombrero nuevo para una nueva vida» by Luna Paniagua

Del relato original de: «Un sombrero nuevo para una nueva vida» de Luna Paniagua y después de su paso por El Paraíso la protagonista sigue sus andanzas y, cómo no. comprando sombreros.

III

Eli contemplaba como le sentaba el delicado sombrerito de la elegante sombrería parisina. Miraba su reflejo en el gran espejo de la tienda, los cuatro kilos que había perdido en los últimos meses realzaban su silueta y, su envidiable bronceado de final de otoño, combinaban a la perfección con el exquisito modelito. Atrás quedó su etapa en el Paraíso, necesitaba volver al bullicio de una gran ciudad y París había sido la escogida. Eli Ripley, volvió a recuperar su apellido de soltera, no tenía cuentas pendientes con la justicia de ningún país, en cambio si poseía unas cuanta cuentas bancarias bien remuneradas que la permitían vivir en un coqueto hotelito, y darse algún que otro capricho, sin llamar la atención.

El Count de Lafallette, o Phillipe para los amigos, tenia buen ojo para las damas de mediana, o de más, edad bien solventes. Así que cuando se cruzo con Eli en el vestíbulo del hotelito, su agenda mental abrió una nueva ficha y muy posible conquista. En el restaurante, hacerse el encontradizo y empezar una cortes conversación con su víctima, era un cebo con el que, este conde con título de fotocopiadora, sabía enganchar sus ricas presas. Miss Ripley no seria la excepción, una cordial conversación con un caballero elegante y no mal parecido, le apetecía bastante, ahora que se veía tan coqueta con su modelito de sombrero nuevo.

Cuando, la enumeración de las diversas posesiones y sus respectivas ubicaciones, como carta de presentación terminó, Phillipe miró fijamente a los ojos de Eli para ver el nivel de impresión conseguido y comprobar si podría comenzar con la segunda fase del timo. Quedó muy satisfecho, la mujer con su bonita sonrisa y soñadora mirada, le dejo plenamente convencido, no necesitaría dorar más la píldora y pasaría directamente a la parte económica antes que, su encantada acompañante, se despertará del sueño.

El talón bancario olía al millón de euros que la firma del mismo avalaban, Phillipe esta más satisfecho que de costumbre, el sablazo había sido diez veces superior a lo acostumbrado. Por lo que no pudo negarse, en dejar a Eli, su única posesión y que le servia de gancho con las señoras, su Rolls descapotable de época. Total, cuando transfiriera el dinero a una cuenta opaca, su mecánico de los bajos fondos, se encargaría de recuperar el coche y tenerlo a buen recaudo hasta que la vieja, avergonzada y humillada regresara a su país.

La cosa no funcionó como se esperaba El Count de Lafallette, la INTERPOL lo detuvo en su banco cuando saltó la alarma. El cheque correspondía a la cuenta de una víctima de robo y asesinato, una de las del ex marido de Eli. Todas las explicaciones de Phillipe no bastaron y, para demostrar que no era cómplice, tuvo que dar su número de cuenta cifrada. De esta se libró pero, viendo los movimientos y cotejando las denuncias de diversas mujeres ricas con las fechas de la cuenta secreta, al conde le esperaba una buena condena por estafa muy reincidida.

Por su parte Eli Ripley dejó el hotelito en su flamante coche de época. A los pocos días contactó con un coleccionista de vehículos antiguos que, sin muchas preguntas, le pago un buen capital por su Rolls.

¿Qué dudas puede ofrecer una elegante mujer adulta con ese delicado sombrero esbozando su mejor sonrisa y de mirada tan sincera?