Yo, a mi precisa e incorruptible maquina de dar el primer disgusto mañanero, he conseguido hackearla. Al final, la imaginación llegó donde la inteligencia no pudo, se alió con mi gula cuando la razón todavía anda esperando el primer café para empezar a funcionar. Imaginado y hecho, mi báscula tiene una pegatina con un 80. Hace ya meses que me tomo el café de la mañana de lo más relajado, no he engordado ni un kilogramo.

8 comentarios sobre “Micro VI «Un cacho de carne»

Replica a noteclavesilustracion Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.