Otra vez a vueltas con las banderas

Hay una crispación con lo de llevar o no la bandera a cuestas y, en este aspecto aunque me repita, yo tengo tan claro el concepto como el uso. Y su libertad acaba donde empieza la mía si el empleo que dan a la bandera no es el adecuado para todos.

La bandera nacional es el símbolo que define un territorio determinado e internacionalmente sirve para ubicarlo geográficamente. Así, si vemos un mapa con sus correspondientes estandartes, rápidamente identificamos el país al cual representan.

Yo en mi tierra, a nivel de nación, creo que no necesitaría llevar la bandera para identificarme como nativo. Que haya asociaciones o partidos políticos que la usen como propia me parece una intrusión y, a la vez, marginación hacía el resto.

La bandera de un país representa a todos los de ese país y no solo a los grupos que la ondean. Esto provoca situaciones que el propio estado debiera controlar o hasta prohibir. Usar la bandera de todos, para fines propios, es menosprecio para los demás.

Otra cosa es que en un evento deportivo internacional las aficiones de cada país lleven sus respectivas banderas, ahí si tendría su lógica. O que al ir al extranjero queramos indicar nuestra procedencia siendo portadores de la misma.

Es más, viajando por la nación, me parecería hasta más lógico portar la bandera autonómica, por el mismo motivo; diferente región pero el mismo país. Yo no voy a juzgar si alguien quiera llevar, bien visibles los colores de la bandera, pero si su idea es que así es más patriota no hace ningún favor a nadie.

La verdadera patria está en las personas y sus acciones no en la exhibición pública de los símbolos que la representan.

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