La tertulia de las diez: «Un tsunami, o dos, o tres»


Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.


Un tsunami, o dos, o tres

Si das pie a un pesado, para quitártelo de encima, necesitas un tsunami. Y esto es, literal y verídico. Ella, en el DNI Arabella Xxxxxx Xxxxxx, desde siempre fue independiente; gracias a su buena constitución, tanto intelectual como física, con semejante nombre o lo era o acabaría de mujer florero.

Su buena cabeza, la de Ella, y sus ganas de conocer el mundo consiguieron que no tuviera casa fija en ninguna parte. Encontraba trabajo con la misma facilidad que cambiaba de país; de hecho, por su predisposición para moverse sin ningún tipo de atadura, acabó trabajando en una multinacional que la tenía, rebotando de oficina en oficina, por todo el mundo.

A los veinticinco años de servicio, Ella ya tenía derecho a una pensión bastante decente, y con lo que había ahorrado al no haber tenido que pagar hipoteca alguna, decidió hacer el viaje de su vida. Visitar los diversos y dispares archipiélagos del Océano Pacífico.

Se embarco en un pequeño barco mercante que, a su vez también disponía de varios camarotes de pasaje. Se dedicaba a llevar suministros a un montón de islas y a los islotes propiedad de excéntricos millonarios. Con tan buena suerte que, uno de estos aburridos ricachones, tuvo la misma idea cuando el barco llegó para avituallar su islote.

Ella era la única pasajera y el nuevo compañero de viaje tomo la determinación de no dejarla ni a sol ni a sombra, tanto en el barco como cuando en alguna escala desembarcaban. La culpa, en principio, fue de Ella por su depurada cordialidad de veinticinco años de marketing empresarial y también por, conservar gran parte de, su saludable constitución.

Al cabo de un mes en esta situación, Ella y dos pasos por detrás su millonario perro faldero, eran tema jocoso de conversación por donde asomaran; e incluso, de apuestas sobre el futuro, de tan extravagante pareja. Ella siempre había sido una mujer libre, en el más extenso sentido, y ahora no iría a caer en los brazos de un millonario por pesado y rico que fuera.

Se acabaron las islas de este archipiélago, tocaba transbordo y otro mercante mixto en el siguiente destino. En el nuevo barco las cosas siguieron igual con el agravante que, Ella y el hombre rico eran el único pasaje. Por ello, al llegar a un pequeño atolón la experta en marketing decidió cambiar la estrategia y pasar allí la semana que tardaría en dar la vuelta su barco.

Su sombra al ver la jugada de Ella quiso subir la apuesta y se quedó en la otra cabaña hotel que estaba justo en el lado opuesto del atolón, entre ellos solo habría una piscina natural de doscientos metros de diámetro. Al segundo día de paz y tranquilidad; el millonario, se estaba reservando semioculto, para entrar a saco al tercer día con anillo de compromiso y todo; atracó una gran lancha, para llevar a la exigua población a la isla principal, por amenaza de tsunamis.

Ella, al desembarcar sin avisar, pensó que había dado esquinazo a su acaudalada sombra; pero el pesado, también era astuto y con sus generosas propinas entre la tripulación, se enteró de la estratagema; así que, al verlo en la lancha de rescate, reculó tan rápido que el marinero que la había chequeado a su embarque ni se enteró como desembarcaba.

Esa noche, en el pequeño atolón, Ella temió que su victoria fuera la última. El viento, en la oscuridad, aullaba con rabia; y la mar, amenazaba con cruzar el anillo de tierra, con cada ola que rompía. La cosa se ponía fea por momentos y, al amanecer, vendrían las olas gigantes. Y los tsunamis si que podrían arrasar el pequeño atolón.

Efectivamente, los primeros rayos de sol quedaban en el horizonte casi ocultos por las grandes olas que se aproximaban hacía esa isla con forma de rosquilla. Ella, agotada por la noche toledana del temporal, no quiso acabar como el rosario de la aurora con las mega olas que estaban a punto de llegar. Y decidió cruzar, al lado menos expuesto, por la gigante piscina en uno de los botes de recreo.

El primer tsunami en mitad del salado lago solo fue de dos metros, lo suficiente para zozobrar la pequeña embarcación de Ella. Tal vez por eso, la siguiente ola, su hermana mayor la paso por encima arrastrándola hasta el otro extremo. La siguientes ondas ya, simplemente, cruzaban el atolón de un lado al otro a ras de la superficie. Ella en la cabaña hotel de su compañero de viaje despues de lavarse y secarse, pasado el temporal, se dejó dormir en una de las hamacas que por estar amarrada no fue a parar a mar abierto.

Al abrir los ojos Ella tuvo ante sí un espectáculo de entre cómico y bochornoso. El maduro millonario había regresado y estaba rodilla en suelo con un anillo en la mano, esperando el despertar de su querida viajera, ante la expectación de los cuatro o cinco empleados del hotelito de madera. Al cruzar sus miradas, en esta ocasión la sonrisa de Ella no era por educación, después de lo pasado la noche y parte de la mañana, ver una cara conocida era un consuelo para su aventura.

El, en su DNI Elíseo Xxxxxx Xxxxxxx, se declaró como lo hubiera hecho un joven en su primera vez, tartamudeando todo nervioso. A continuación se sinceró, El no era el propietario multimillonario del islote, solamente su bien pagado administrador. Y el día que se embarco, por los mismos motivos que Ella, el comienzo de su jubilación.

Creo que no hace falta decir mucho más. Las Almas gemelas siempre se encuentran aunque, de primeras, no se conozcan y ni siquiera deseen compartir sus afinidades. Ahora Ella y El tienen por delante un montón de exóticas islas por visitar. Han sustituido la cordialidad por amistad y, en las puestas de sol, se ríen a mandíbula batiente del mes que se pasaron como la Gata y el Ratón.


Las Almas afines solo se retroalimentan de Amor y Amistad

6 comentarios sobre “La tertulia de las diez: «Un tsunami, o dos, o tres»

  1. Me has tenido en ascuas hasta el final. Contigo me ocurre que algunas veces cuando leo tus historias añoro al escritor que hay en ti y no dejas que acampe a sus anchas para escribir un libro. ¡Cómo añoró una novela tuya!. Buen día vecino, y gracias por el momento mágico que me has brindado al leer este relato.

    Le gusta a 1 persona

  2. Muy divertido el relato. Y tomo nota de los enlaces para explicar las expresiones en desuso de nuestra lengua, especialmente entre la juventud actual; es la primera vez que lo veo y me parece buena idea. Muy entretenida la historia. Debo confesar que incluso cuando pensaba q era millonario, el “pesado” me resultaba simpático. Me veo reflejado en él 😳😀
    Un saludo.

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.