A menudo se nos llena la boca diciendo que el pensamiento es y debe ser libre. Es algo perfectamente defendible e irrenunciable, tanto que ni los gobiernos, ni las religiones, ni si quiera los medios de (des)información nos lo deberían ni sugerir.
Lo curioso es que en nuestra vida particular sin nos importa aquello que los demás puedan pensar de nosotros. ¿Dónde está nuestra coherencia entonces? Pedir que no se censure nuestra imaginación y por ende aquello que podamos pensar y sí, en cambio, pretender que de nosotros piensen o tengan una imagen favorable.
La verdad creo yo es que la mayoría no se plantea estos temas y exige tanto lo primero como le puede molestar lo segundo. Yo igual ya estoy en el nivel siguiente y pienso que mi coherencia es más importante de lo que puedan o no pensar de mí.
Así que aquí lo dejo, que cada uno que lo lea piense lo que le parezca tanto del escrito como de su autor que a mi me da exactamente igual. No pienso coartar la imaginación de nadie cuando la mía lo suele hacer libremente.
Ole, así me gusta, ser libres y pasar del qué dirán, nada mejor que expresarse libremente y dejando salir todo lo que el corazón escupe sin tapujos.
Bravo mi querido amigo BRAVO!👏👏
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En este barrio esa es LA consigna 🥂🖐️
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