FUERA DEL CONCURSO DE RELATOS, XXVIII Edición: LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G. WELLS (IV)


El platillo volante

Todas las invasiones por parte de extraterrestres siempre se suele ver desde el lado terrícola. Y aunque sea lógico que ellos quieran ser los protagonistas, los que venimos del espacio, habiendo cruzado millones de estrellas y galaxias completas, también merecemos algo de crédito en la historia.

Mi caso es bien sencillo, pero únicamente por el tremendo trecho de universo por el que tuve que pasar para llegar a La Tierra, cualquier hazaña humana en comparación seria una mera anécdota local. Y con mi historia a los hechos me remito.

Nosotros somos del mundo más lejano que se pueda imaginar. Tan apartados estamos que, salvo nuestro propio sistema solar en el firmamento, no divisábamos ninguna luz de cualquier otra estrella. Al principio de nuestra civilización pensamos que, entre tanta inmensidad y vacío, seriamos los únicos habitantes.

Cuando avanzamos tecnológicamente y lanzamos en todas las direcciones nuestras naves radio telescópicas descubrimos que en una de las direcciones habían infinidad de galaxias en torno a otras tantas estrellas formando cuantiosas constelaciones.

Por la astronómica distancia que nos separaba, toda la información que recogíamos era con milenios de antigüedad, de manera que en el momento actual no tenían porque seguir igual. Cuando, con una notable evolución técnica se consiguió extrapolar ese desfase de tiempo visual con el real, a solo cien años decidimos pasar a la siguiente fase; la de localización de posibles planetas habitables.

Después de haber descartado millones de pequeños puntos luminosos, en un sistema solar bastante similar al nuestro, descubrimos un planeta azul con muchas posibilidades. Necesitamos todavía de varias generaciones más para mejorar nuestras naves para que, con su ultra velocidad en el vacío, consiguieran convertir los años luz en solo minutos.

Aquel día partimos diez mil naves para tomar posesión, de cada planeta o satélite que reuniera las mínimas condiciones tanto de habitabilidad o como fuente de recursos, en aquel lejano sistema solar. A pesar de nuestra increíble velocidad el viaje seria largo y, seguramente, habría muchas bajas; solo al chocar con una insignificante partícula.

Diez años navegando por el Universo se hace una eternidad, parece que a tanta velocidad el tiempo se para y eso es una auténtica pesadilla; de la que parece no se va nunca a despertar. Cuando llegué el panorama era aun más desolador, en el punto de encuentro de las diez mil naves, solo estaba yo.

Superado ese momento de angustia seguí con la misión y, tras recorrer todos los planetas con sus respectivos satélites, el ganador de mi invasión fue el que nosotros llamamos Azul. La verdad es que, aunque nuestro último registro solo tuviera cien años de diferencia, el color actual era de un gris bastante plomizo.

Después de circunvalarle, como cualquiera de esos miles de artefactos que lo hacían fuera de su orbita gravitatoria, no necesite invadir su atmosfera y menos aterrizar para cumplir con mi misión. En otro tiempo debió haber algún tipo de civilización pero ahora, las tasas de diversas radiaciones en toda su superficie, hacían innecesaria la búsqueda de vida.

En mi siguiente órbita, en torno a este contaminado y gris planeta, fui lanzando los nanobots orgánicos para que se encargaran completar la invasión. Básicamente eran bacterias enfundadas en exoesqueletos que aguantaban casi cualquier condición ambiental; y que genéticamente, irían reconstruyendo lo que fuera necesario, para generar vida.

Si hubiera habido terrícolas inteligentes tampoco me habrían visto haciendo esta siembra. Un platillo volante de unos cincuenta centímetros fácilmente se habría confundido con un dron. Y en cuanto a mi, soy una Inteligencia Artificial de octava generación, con empatía y emociones añadidas, controlando todos los sistemas.

Finalmente, no estaré solo en este sistema solar tan degradado, otra IA8 se ha puesto en contacto conmigo; él ha probado suerte en un planeta de color rojo algo más alejado. Con las numerosas bajas que hemos tenido por el camino al menos dos planetas hemos fecundado; dentro de dos mil años veremos como serán los partos. 👽🖖🏼


8 comentarios sobre “FUERA DEL CONCURSO DE RELATOS, XXVIII Edición: LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G. WELLS (IV)

  1. Malditos. Otros invasores y todos caen aquí: Ya he contado unas 27.000 invasiones a nuestro planeta: Que tenemos que de pronto somos el centro del Universo? Todos se citan aquí.

    Por que no se van a invadir a alfa centauri? Que tenemos aquí que falta allá?

    Vuelvo y repito, a los que quieran invadir este sistema, les regalo Jupiter….completico. Allí tienen Hidrogeno fácil de extraer y con eso que se fabriquen lo que quieran, pero que nos dejen en paz.

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    1. Hola, pues ya ves, les debe parecer un reclamo irresistible el color azul de nuestro planeta. Yo, a parte de Júpiter y para mejorar nuestra propia economía interplanetaria les alquilaría La Luna, así los tendríamos de vecinos y podríamos hacer con ellos cruceros turísticos. En la próxima expedición lunar que lleven unos carteles para poner bien a la vista el SE ALQUILA.
      😁👽🖖🏼

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  2. Wuaw, que dicen por ahí fuera.
    Creo que de las cuatro versiones, de momento 😉, esta es la que más me gusta. La visión externa, la del supuesto invasor, responde algunos porqués y, por supuesto, genera nuevas preguntas. Pero entraña más riqueza narrativa que los sufrimientos y supervivencias de los terrestres invadidos, ya profusamente escrita.
    ¿Interpreto en este relato una explicación y reescritura del génesis? ¿Es esa IA8 el dios redentor al que tantas alabanzas se le dedican?
    Tengo que confesar que me gusta mucho más esta idea que las propuestas bíblicas. 😜😏
    Me ha encantao eso de llamar al planeta AZUL, coño si es más extensa en aguas que en continentes ¿por qué le llamamos Tierra? Cositas nuestras. 🤷🏻‍♂️🤦🏻‍♂️
    ¿Habrá una nueva versión de esta Guerra de los Mundos? ¡Chi lo sa!
    ¡¡¡Que vengan esos alienígenas en tropel, pero cargaítos de barriles de cerveza!!! 😅🤗🍻🍻🍻🍻🍻

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    1. Hombre, de nuevo por aquí, pues la cerveza está asegurada 🍻🍻🍻 Estos invasores son como drones intergalácticos con IA de octava generación que incorpora empatía y emociones y llevan nanobots con bacterias para arreglar los desaguisados de civilizaciones poco civilizadas. Nosotros tenemos emociones, podemos mostrar empatía, pero tan como avanzamos de inteligencia no estamos sobrados. El juego final es que la maquina también se alegra porque podrá contemplar el resurgir de La Tierra y Marte con otro platillo volante, amistad entre robots. Azul es más bonito que La Tierra te lo reconozco y hasta así me gustaría que se llamase. Se nota que somos de costa y valoramos la inmensidad del Mar. Con tanta invasión tengo las neuronas más dispersas que nunca, pero acabo de llegar a la quinta con un toque totalmente diferente, para repetirme ni lo intentaría. Que salga el jamón aquí están ya las cervezas 🍻🍻🍻🍻🍻🍻🖐🏼

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    1. Hola, Tara. Pues lo has resumido bastante bien. Unas abejas espaciales para recuperar o mantener las buenas condiciones ambientales de los planetas y hacerlos colonizables.
      En cuanto a la imaginación te lo agradezco, pero ya sabrás que aparte de libre es caprichosa; y como tal, lo mismo nada de nada que te pide teclado a cualquier hora.
      Gracias por pasar y comentar 👽🖖🏻

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  3. ¡Hola, JM! Un relato con el que demuestras conocer mucho el tema o haberte documentado a base de bien. En esta historia reflejas claramente la complejidad de un encuentro con una civilización extraterrestre. Ya no es solo la distancia sideral que nos separa, sino que además exista una coincidencia temporal entra las mismas. Y es que lo normal es lo que muestras en el relato, que cuando llegara esa civilización, la nuestra ya estuviera extinguida, o viceversa. Un abrazo!

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    1. Hola, David. Igual es que soy extraterrestre y no lo se, pero al escribir sale a relucir mi verdadera naturaleza. En mi caso es más improvisación que vasto conocimiento o trabajo exhaustivo de investigación. Así todo gracias por tu comentario tan reconfortante. Saludos 👽🖖🏼

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