OCTUBRE:
Casas, años y desaparecen.
Hasta hace no muchos años recordaba perfectamente todas y cada una las habitaciones de las dos casas donde pasé mi infancia. En mi mente se proyectaban detalladas imágenes de las diversas estancias, percibiendo también los olores que las impregnaban; a laurel en la cocina, el de manzanas reinetas en los armarios roperos, el del jabón de lavanda del aseo, o a lejía de pino en el inodoro. Ahora, al evocarlas, desaparecen; tornándose en, lejanas y borrosas, visiones de confusos aromas.
Hola JM.
¡Precioso micro! Los olores, todo un mundo donde solemos refugiarnos y al que llegamos, muchas veces, con ganas de recuerdos y nostalgias.
Un abrazo. Marlen.
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