Cinco líneas
Una de las cosas que más cambian con la edad son las rutinas del sueño. Yo mismo, de antes, podría estar toda la noche relampagueando y tronando como si fuera el fin del mundo, Y yo, ni me despertaba, ni mucho menos me levantaría.
Ahora, al menor ruido, en segundos, ya me siento en la cama, enciendo la luz, miro la hora, bebo agua, voy al baño, etc. y no necesariamente en ese orden; las patas de la cama, o el marco de la puerta, ya tienen más ADN mío que un pariente consanguíneo.
Hola, JM, compañero de insomnio y sueños ligeros.
Dicen que cada hora robada al sueño son días menos de vida. Pues yo tengo que haberle dado la vuelta al cuenta-kilómetros y estar viviendo una o dos reencarnaciones. 😂😝
Un placer volver a leerte.
Abrazo Grande.
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Hola, JM.
Tal vez esos cambios en la rutinas del sueño estén originados por nuestro deseo inconsciente de vivir experiencias que se nos han quedado en el tintero sin poder disfrutarlas y que, teniendo en cuenta además, que el inexorable paso del tiempo juega en nuestra contra, de alguna forma nos recuerdan o avisan de que no desperdiciemos el tiempo que nos queda. Y, el mejor momento para darnos ese aviso sobreviene cuando estamos durmiendo y no con la mente ocupada en nuestros quehaceres diarios. Es solo mi opinión, claro.
Has escrito un relato con mucho acierto que, tal como puedes comprobar, puede inducir en gran medida a reflexionar.
Enhorabuena y gracias por compartirlo.
Un abrazo.
Daniel A.M.
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