Estamos en época electoral y los hacedores de lluvia vendrán a llenar plazas y pabellones, a estrechar manos y besar niños, soltando promesas demagógicas. Por nuestra parte, seremos reticentes de los que desconfiamos, críticos con quienes nos caen mal y, por supuesto, condescendientes con los afines.
Es un juego, que como en todas las grandes competiciones, se repite cuatrienalmente. A la próxima elección la debíeramos plantar cara como hace el protagonista de Cantando bajo la lluvia, cantando y bailando sin resguardarse del aguacero. Esa forma de enfrentarnos a la realidad puede ser la mejor postura ante el chaparrón que se nos avecina el próximo 20de diciembre.
El motivo es muy simple y aunque pensemos y creamos que todo seguirá igual, con nuestra actitud de ejercer nuestro derecho al voto, habremos dado el primer paso para que las cosas puedan cambiar.