Cada día, más frecuentemente, como de una tecno moda, se ve a gente por la calle hablando a un móvil inteligente; vamos, al smartphone. Es curioso presenciar como las personas van casi besando la pantalla, cual si fuera un bis a bis, sin ningún pudor. Y no me refiero por la escena vista desde fuera, sino al poder escuchar perfectamente, a través del altavoz, a su interlocutor.
En el uso de los móviles, hemos pasado de la posición lateral a la frontal; con la etapa de los auriculares, donde la discreción se espantaba con gestos y gritos al aire (de ahí, lo de manos libres 🙂
Ahora, el que chilla, es el del otro lado del altavoz; mientras, quien habla, va susurrando. El caso es que queramos o no, transitando por la calles, plácidamente estamos rodeados de medias e indiscretas conversaciones.