No, no es una despedida, (no tendrá esa suerte el despistado que haya entrado 🙂 Los de Twitter me han fastidiado y bien, me han subido el límite hasta los 280 caracteres. Ahora, cada vez que twitteo, parece que escribo una carta en vez del típico SMS. Sí, a veces, me viene bien pero otras muchas me cae grande 🙂 Yo creo que lo han hecho porque saben que llevo bolso y, ya sea menudo o amplio, siempre va lleno; si usara mochila seria peor, llevaría hasta el saco de dormir para ir a por el pan.
La cosa es que con el tiempo todos podrán duplicar sus twits pero, los que somos de llenar el zurrón, nos costará mucho responder con un simple sí, tendremos que usar el «efectivamente» en su lugar, y en conversaciones más informales cederemos al cordial «por supuesto». Y lo de ver en un momento la actualidad, se volverá en un ratito suficiente para que se nos enfríe el café o nos pasemos de parada en el bus 🙂
Lo bueno es que ya no habrá excusa para poner contracciones raras o siglas imposibles y quedarán huecos para poder usar las comas sin asfixiarlas. Lo malo es que tendré que repasar (aprender 🙂 la sintaxis y la gramática, al menos, de los acentos ya se encarga el corrector.
Bien, para terminar, que era a lo que venia este rollo post, mi breve blog también por analogía podrá llegar hasta 280 palabras, vamos que tendré que duplicar las chorradas o hacer algún bis. De hecho, y fuera de chiste, entre 140 y 280 esta la medida de un comentario corto que no parezca un telegrama y otro no empiece a ser un rollo infumable.