Este martes, cuando sonó el despertador, estaba más cansado que otra cosa y ni pizca de ganas de ir a trabajar. Al oír en la radio que era fiesta en Madrid, no lo dude un momento y me solidarice con ellos, que yo también soy español. Así que me di media vuelta y mañana será otro día, contaré alguna de mis películas en el trabajo, si me han echado en falta, y si no cuela tendré que gastar uno de los festivos de este año.
Con lo que no podía competir era con lo de «En martes ni te cases ni te embarques» lo pude comprobar esa misma noche, porque para rematar mi día, tuve la feliz idea de ir a tomar unas cervezas en la zona de copas. Me embarqué en una movida que no acabó en boda porque no pudieron reírse más de mi.
Pues sí, salir un martes no es mi fuerte, ni cualquier otro día días de la semana pero, de vez en cuando hay que hacer un esfuerzo. El caso es que las cañas de cerveza tostada siguen igual de adictivas y, después de la primera, las demás ya se saben el camino sin necesitar indicación alguna.
A la tercera, o cuarta ronda, recalé en un local con poca gente y una mesa vacía. Así que aproveché para picar algo sólido que, de líquido ya tenía el deposito bien servido. No había mucho donde elegir, pero el plato combinado era generoso, me supo bien y me dejó satisfecho. Como estaba cómodo sentado en ese sitio, justo enfrente de la barra, decidí reposar la cena con una buena pinta antes de dar finalizada mi auto jornada festiva.
Justo cuando me trajeron la jarra, entraron dos chicas, bueno dos mujeres o mejor dicho una señora y una mujer, que se pusieron justo en el tramo de barra que estaba frente a mi mesa. Yo bebía y como ellas estaban delante pues, de vez en cuando las echaba un vistazo, algo normal, a los lados había una columna y detrás la pared. Pues se ve que mis miradas, debían ser más continuas de lo que yo pensaba, porque al rato la mujer, es decir la más joven, se acercó muy decidida a mi mesa.
Me pilló, precisamente, empinando la pinta y lo que me dijo no tuvo desperdicio, trataré transcribirlo literalmente:
— ¿Qué, te gustan la vistas? ya veo que no nos quitas el ojo de encima. —El tono no era de reproche, pero si más alto de lo normal, tal vez por la música de fondo, o porque yo intentaba hacer como que no era conmigo la cosa.
— Lo de guiñar el ojo sin parar es un poco descarado y en estos tiempos ya no se lleva. Si quieres conversación, te acercas y lo preguntas directamente, que ya veo que tienes edad para ello. —Yo, al escucharlo, ya no sabía de color estaba, pero tenia la cara que me ardía como una brasa. Es cierto que, cuanto llevo algunas cervezas, no se porque, tengo palpitaciones en el parpado como un tic.
—¿Te pones colorado? ya me parecía que cinco minutos seguidos guiñando el ojo, a mi madre, era un tic nervioso, ja ja ja. No te asustes, la aposté que saldríamos de dudas si eras un tío raro o el tímido de turno como ella. Que tengo que acompañarla, para que salga algo de casa, ja ja ja. —Hablar lo hacía fuerte, pero cuando se reía, los cuatro gatos que estaban en el local, se volvían a mirar hacía nosotros dos, para ver que chiste nos estábamos contando. La señora de la barra, su madre, desde su taburete, nos oteaba de reojo. Y creo que, también andaba algo azorada, con la escena que teníamos montada.
La cosa no termino ahí, más bien empezó, nos presentamos oficialmente y, como si fuera la tarjeta de visita, nos pasamos los números del móvil.
Lógicamente, los datos personales se quedan en mi agenda personal y no van a aparecer por aquí. Ley Percebe de Datos.
Pues si, en mi mesa acabamos los tres, y resulta que todos le dábamos a la cerveza, así que, la que iba a ser mi última pinta, se tuvo que conformar con el antepenúltimo puesto.
Aprovechando el puente, hija y madre habían venido de Madrid a pasar estos días, dado que eran paisanas y todavía tenían casa aquí. Con mi solera de por la tarde y las jarras de por la noche, no estaba borracho aunque si bastante perjudicado, no se como acerté a darlas la dirección, que me dejaron en el portal de al lado. A los diez minutos de ver que la llave no abría, me percaté que les había dado el número bailado, veinticinco metros más arriba si puede, no sin esfuerzo, meter la llave en la cerradura y entrar en mi edificio.
Hoy, al despertarme, si recordé que solamente tenía que ir a la oficina por la tarde, cojonudo porque la resaca era de galerna. En esto que me doy la vuelta, para echar otro sueño, y me veo, en el dedo, una especie de anillo hecho de papel enrollado. Pegué un brinco como si me hubieran enchufado en la silla eléctrica; por la cabeza se me pasó que me había prometido a la madre, o incluso a la hija, y no me acordaba de nada. Después del sobresalto, vino el sudor frío, del que ha hecho algo que le acojona.
¡Uf, que diez minutos pasé, menos mal que inconscientemente miré el móvil y el Whatsapp, en parte, me devolvió el espíritu:
—El anillo de papel es para que te acuerdes que la tarjeta de crédito se la tragó el cajero de la esquina, que no la has perdido, ni a la de tres acertaste 😀 😀
—Cuando volvamos este verano, vas a pagar las birras por adelantado, que ya te conocemos y vemos como te pones después 😀 😀
— Estamos en el AVE y, mi madre, se está partiendo todavía de las cosas que nos contaste que te pasaban, ella es igualita. Así que no descartes que, en la próxima vez se te declare, que es muy lanzada cuando pierde la timidez 😀 😀
Pues eso, que me embarqué en una buena anoche. Cuando vuelvan, espero que no quedemos en martes, más que nada, por si me tengo que casar con alguna de ellas 😛
¿Qué es eso de una señora y una mujer? Pues la ‘mujer’ que habló con Percebes le dijo lo correcto … se pregunta!
Por favor, agradécele la solidaridad con nosotros y S,Isidro (y dile también que se haga mirar lo de las cervecitas) 😊
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A ver U, que después de tener el barril lleno, lo de mujer o señora no lo tenia muy claro una era mayor que la otra y por eso me farfullé un poco, que yo soy de pintas no de letras 😛
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😲
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me encanto la historia 🙂
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Me alegro Ester, gracias 🙂
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Jejeje Una historia bastante creible… Lo he «visto» mientras leía!!! Jejeje Muy bien descrito!!
Espero que al menos recuerdes la nombres de la «señora» y la «mujer»…o eran dos mujeres? 🙄😂😂😂
Ainsss…Qué difícil es a veces acertar sin que se ofenda nadie por el tema de la edad, no?? 😂😂 Yo he llegado a oír hablar de «chicas» para referirse a mujeres de 60/65 años…. y eso…lo mires por donde lo mires…»chirria»….🙄😜
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Sí, lo de chica, mujer o señora es un concepto un poco difícil de definir a veces, lo mismo que chico, hombre o señor. Aquí está con un poco de humor para dar a entender que una era mayor que la otra, al final madre e hija.
Ya veremos si continua la historia este verano y si me caso con la madre o me fugo con la hija 😀 😀 😀
Antes con un tío o una tía nos valía para todo pero ahora suena como despectivo. Y decir mujer u hombre que seria lo correcto, nos quitamos años diciendo chicas o chicos 😀
Gracias por pasar y comentar 🙂
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Tío/tia son conceptos más abiertos, si… El riesgo de meter la pata de minimiza… Jajaja 😜
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Al menos lo eran, ahora parece como no son finos y de ahí lo de chico o chica aunque la edad sea 3 o 4 veces 😀
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