Este fin de semana me negué a mirar los correos al ver que tenía un montón y el tiempo libre es para disfrutar del él no para hacer lo mismo que en el trabajo 🙂
Así que hoy lunes, después de las acciones ineludibles de la oficina; comentar la Champion del sábado, tomar café a primera hora para acabar de despertar y a segunda para vacunarse contra el estrés, ir a desayunar para que la debilidad no nos frene la actividad, seguir charlando con los compañeros (todos y todas), las consabidas llamadas de lunes para preguntar por el finde (hay que socializarse); no me quedó otra que mirar el correo personal para justificar el resto de la jornada.
Para mi sorpresa, todo Cristo y Dios viviente con web, me había escrito para pedirme permiso para manejar mis datos. A buenas horas mangas verdes de chaleco, toda la vida habéis hecho lo que os ha salido de las WWW y sin darme ni opción, en muchos casos, a darme siquiera de baja y ahora que debe haber multa me vienen babeando ticks.
Después de un buen rato, llenando la papelera del correo con tanta palabrería barata me paso a la carpeta de correos no deseados, anteriormente llamada spam, para hacer lo propio y mi sorpresa es que estos también se han apuntado al carro de pedir permiso. ¿Qué se creen que soy tonto y no me he dado cuenta de su cambio de táctica?
Pues bien; ahora tengo la papelera llena de correos de marcas conocidas, zalameros y rastreros ahora que pueden ser sancionados por uso indebido de datos; y por otro lado, la bandeja de entrada llena de mensajes infumables que siempre lo han sido y, han puesto lo de la ley de protección de datos solo para disimular, por lo tanto mas honestos que los divos de la red.
PD: Al final, todos irán a la papelera, pero los spamers tienen derecho a sus quince minutos de bandeja de entrada por ser ellos mismos con ley o sin ley .
jm vanjav hasta en 500 palabras+ 