Leyendo la entrada de “El último minuto” por Ana Centellas no he podido evitar hacer mi final alternativo:
Allí estaba David, situado frente a la portería contraria con el balón a sus pies…
La tensión en el campo se cortaba, con el expectante silencio, a la espera de oír el pitido del silbato que, daría salida a la ejecución de la pena máxima en el uno contra uno definitivo del encuentro.
Todo estaba decidido ya; no había vuelta atrás, y en esos breves segundos que faltaban, para poder marcar el gol de la victoria; David repaso, mentalmente, los noventa minutos con todo lo acontecido en el partido. Sus rivales le eran de sobra conocidos, siempre habían tenido roces en los encuentros anteriores y la balanza se iba alternado para un lado u otro según la ocasión. Después de haber coincido con ellos en categorías inferiores, intercambiando lo mismo jugadores, que insultos, e incluso llegando casi a las manos alguna vez, habían crecido juntos; Sufriendo o riendo, pero siempre disfrutando, de su afición por este deporte.
Cuando David oyó la señal para lanzar el penalti, lo tuvo muy claro y sabía perfectamente lo que tenía que hacer. El chut dejó boquiabiertas todas las mandíbulas del estadio, como contagiadas, con un mismo ictus. El portero recogió con la manos, el suave balón que le llegó, e hizo un gesto de asentimiento a su lanzador. Pasado el momento de shock, una fuerte pitada rompió el tenso silencio. Solo, al cabo de unos interminables segundos, esta fue aplacándose ayudada por los crecientes aplausos provenientes, justo detrás, de la grada de la portería del penalti.
Al retirarse del campo los exhaustos jugadores, la ovación ahora si era general, los espectadores habían entendido, por fin, que decidir el resultado en los minutos de descuento y con un penalti riguroso; más causa de la falta de reflejos por el esfuerzo y cansancio de unos intensos noventa minutos de juego que, de la intención de cometerlo; no era justo para nadie.
David así lo vio y lo sintió cuando el arbitro pitó para el lanzamiento de la falta máxima. Los rivales ante todo, y estos en particular, somos camaradas.
¡Pero bueno, qué honor! Acabo de aterrizar de las vacaciones y no lo había visto 😊 ¡Más que un final es un relato por sí mismo! 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻Y con buenos valores, ¡gracias!🤗 Besazos 😘😘😘😘
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La idea es tuya yo solo me imaginé la situación y puse otro final. Gracias por tu acogida a mi intromisión 🖐️
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Es un final muy bonito. Fomentando el compañerismo.
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Gracias Alicia, hay valores y objetivos, anteponer los objetivos a los valores, precisamente, devalúa el objetivo.
Saludos 🙂
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Siempre bienvenido 😃
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Muchas gracias Ana ✋
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