
Tal para cual
No me gusta hablar de mí con nadie. Solamente lo hago en los bares de carretera cuando el alcohol de madrugada me suelta la lengua. Soy el centro de atención de los parroquianos que se burlan de mi verborrea etílica. Que cosas, cuando los dejó reírse a carcajadas de mí, mientras tambaleante trató yo de acercarme al servicio. Pobres infelices, ni por la cabeza se les pasaba que use la puerta trasera del callejón. La mecha lenta en el depósito de combustible me permite tiempo de sobra para volver dando tumbos hasta mi sitio y al poco oír como explotan sus rancheras como por arte de magia. Sus caras burlonas se vuelven de desesperación al comprobar como, sus queridos vehículos tuneados, acababan ardiendo por los cuatro costados. Ya se sabe que quien ríe el último lo hace con más ganas.
Mi personaje tambaleante por el exceso de bebida es la solida cuartada que me exime, a su pesar, de la autoría de esas fogatas rodantes. Incluso aquella noche en la que los moteros me invitaron cada uno a una ronda para emborracharme para con la misma quedarse con mi maletín de muestras de bisutería como premio. Pobres ingenuos, cuando sus motos explotaron ordenadamente como fichas de dómino, se olvidaron de mí y de mis muestras tratando desesperadamente de salvar algo más que chatarra quemada de sus monturas.
Todos tenemos algún punto débil y el mío fue la chica de la autocaravana. Astuta como una serpiente se acercaba a sus víctimas y los engatusaba con sus dos exuberantes buenas razones. A la mañana siguiente, en mitad de cualquier cruce secundario, aparecerían con una resaca monumental y en paños menores; los pobres paletos volverían a su casa, con el rabo entre las piernas, sin contar nada de lo ocurrido ni mucho menos con amago de denunciarlo. Conmigo la cosa cambió y, cuando me ofreció el último trago en su remolque, yo cambie los vasos y ella fue quien acabó drogada. Al intentarme aprovecharme de la situación no conté con el as de su manga. Un doberman que, de improviso y silencioso, me obligó a encerrarme en el minúsculo baño de la roulotte, hasta que Ella volviera en sí.
Por la mañana, reconociéndonos ambos los méritos del otro, decidimos probar a seguir juntos una temporada. Pusimos en común nuestras habilidades y, a parte de timar a los reprimidos aldeanos o quemar los vehículos de los más bocazas, competíamos entre nosotros para ver quien quedaría finalmente por encima del otro. Así empezaron nuestras andanzas que, casi a diario, tenían titulares en la prensa local y hasta estatal. Lo de la furgoneta que ardió con una pareja durmiendo dentro pasó como un desgraciado accidente. Cuando, en el servicio de un restaurante de veinticuatro horas, encontraron a tres miembros de una despedida de soltero con los pantalones bajados y sendos cortes de lado a lado del cuello ya no pareció algo tan accidental. La congregación religiosa asfixiada en pleno acto religioso, por una quema masiva de marihuana, tampoco tenía pinta de designio divino; más que nada por estar las puertas y las ventanas bloqueadas desde fuera.
La escalada de víctimas, que detrás íbamos dejando, aumentaba al tiempo que el círculo policial nos iba cercando. Decidimos hacer una última hazaña antes de cambiar de estado; después ya veríamos. La fortuna nos llevó a un pueblo limítrofe en plena celebración de una boda con todos sus vecinos presentes. Lógicamente no tuvimos el menor problema para colarnos en la fiesta y echamos en cada ponchera una buena cantidad matarratas o de laxante. Después nos sentamos placidamente a contemplar el espectáculo, ganaría quien más afectados suyos tuviera. Al poco el parque, donde se ofrecía el ágape, se llenó de retorcidos cuerpos por el suelo gritando. Los demás, a priori más afortunados, como podían medio ocultos entre los setos, defecaban compulsivamente.
Al día siguiente, desayunando al otro lado del estado, oímos la noticia de tan movida boda. Parece que nos confundimos en las dosis y, si bien con el laxante nos pasamos, con el matarratas nos quedamos cortos; los afectados por el veneno después de un lavado de estómago volvieron a sus casas. Los incontinentes sí tuvieron que seguir ingresados para poder estabilizarles; convinimos un empate técnico. Aprovechando que Ella fue al servicio, edulcoré su café generosamente con matarratas, para acabar con esa igualdad.
Como antes mencioné, Ella era mi punto débil. No me importó que condujera sabiendo que en minutos el veneno la haría retorcerse de dolor. En esta ocasión yo tampoco preví que, mientras fui a coger un periódico durante el desayuno, Ella me echará bien de laxante en mi zumo. Así justo, al empezar a descender por un zigzagueante puerto de montaña, tuve que irme inexcusablemente y la con la máxima urgencia al pequeño servicio de la autocaravana. Desde allí sentado la empecé a oír gritar de dolor, una y otra vez con más fuerza y angustia en cada alarido, sin que mi incontrolada evacuación me permitiera moverme de la baza. No sé cuanto duró su agonía mientras, a golpe de volantazos, íbamos bajando por ese retorcido puerto. Solo sentí como en un momento, mi cuerpo se elevó del improvisado trono, para a continuación inclinarse como en un vertiginoso salto de eslalon. Ella ya había dejado de gritar, así que finalmente, yo había ganado; al menos durante esos breves segundos, de nuestra caída libre, por el barranco.
Gracias, Jm Vanjav, por participar con este relato en la presente edición del concurso dedicada a Jim Thompson. Un abrazo y suerte!!
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De nada David, gracias e igualmente 🖐
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Bestial!! Suerte, compañero!!
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Muchas gracias MJ e igualmente. Además es culpa tuya, si no hubiera visto tu entrada ni me hubiera enterado de este reto 🥂🖐
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Muy bueno, JM. Me gustó mucho, sobre todo, el final.
Un abrazo
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Gracias Mirna e igualmente, como te decía en el tuyo, todos al final llevamos uno de estos dentro muy dentro y cuando asoma ya vemos lo que pasa.
Gracias por pasar y participar 🖐
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El título le va muy bien a la historia que nos narras partiendo de la realidad y con matices de humor negro que lo hacen más ameno y facilitan su lectura.
Un abrazo y mucha suerte.
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Muchas gracias Estrella e igualmente. Ya he visto que tú tampoco te andas por las ramas en tu relato. El género negro va a ser nuestra perdición 😁🥂
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Hola JM VANJAV, bienvenido a Tintero, compañero.
¡Vaya par! Alimentando mutuamente la locura asesina de ambos. Un relato con un final no solo escatológico sino, además, delirante. Tienes una mente perversa JM, 😊 sin duda, una buena herramienta para escribir. Te felicito.
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Muchas gracias Isabel vaya bienvenida me estáis dando, me siento mejor que en casa, solo me falta encontrar la ponchera para acabar de animar la fiesta.
Y, por supuesto, me alegro de que te haya gustado el relato y muy agradecido también por la visita ☕🖐🏼
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Pues qué quieres que te diga, JM, para mí sigue siendo un empate. Je, je, je.
Vaya par de psicópatas están hecho estos dos. Me han recordado a varias parejas cinematográficas, como Mickey y Mallory, de “Asesinos natos” o los hermanos Seth de “Abierto al amanecer”, sin poder olvidarnos de Bonnie y Clyde, aunque más bestias.
Me ha gustado esta competición. Muy bien trabajado el relato y con un final a la altura.
Un saludo y mucha suerte.
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Muchas gracias Bruno, esas comparaciones a parejas letales, también estaban en mi imaginación, como un guiño a las mismas. El género negro saca nuestra faceta más siniestra y, mientras solamente sea literariamente, ni tan mal. Gracias por tan buen recibimiento 🖐🏼
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Hola, JM. Este relato va de psicópatas asesinos pero has sabido darle un toque de humor en todo él que se lee con gusto a pesar de estar presenciando las mayores fechorías. Dicen que la unión crea sinergia y, efectivamente, sus crímenes se multiplicaron exponencialmente, pero esa unión se transformó en rivalidad y fue su perdición. El final me ha parecido espectacular. Me he imaginado una al volante y el otro en el trono muriendo con su propia medicina. Buen relato. Bienvenido y suerte en el Tintero.
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Muchas gracias Isan me alegro de que te haya gustado el relato. Por mi parte
me he sentido muy bien recibido al participar en este reto. Saludos y agradecido por tu comentario 🖐🏼
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Hay relaciones que son tóxicas, bien para uno o para otro cónyuge, pero esta relación también lo era para todo el personal que loa rodeaba. Hay que tener cuidado con quién te metes o ríes, ja, ja.
Muy bueno el final, me pareció el justo.
Un abrazo y bienvenido al tintero y suerte, claro.
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Dos psicópatas emparejados entre sí pueden ser de mucho cuidado incluso para si mismo. Muchas gracias Pepe por este recibimiento y, por supuesto, suerte también 🖐🏼
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Antes de nada, ¡bienvenido al Tintero, compañero!
Buen relato y buen final, amigo JM VANJAV. Has compartido una historia de no uno sino dos psicópatas, y me he disfrutado leyéndola. ¡Gracias y enhorabuena!
Te envío un fuerte abrazo junto con el deseo de mucha suerte en el concurso.
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Muchas gracias Patxi me alegro de que te haya gustado. Y encantado por el recibimiento. Saludos y suerte también 🖐🏼
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Madre del amor hermoso!!! Me ha encantado tu relato. Tiene acción, no dejas ni un espacio para la improvisación del lector. ¡¡¡ Qué máquina!!!👍👍👍
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Viniendo de ti, por alguna de tus truculentas historias, es doble el elogio que me haces. No sé si en el fondo de nosotros mismos, allá solo donde la imaginación es capaz de llegar, algo de esos personajes que describimos no tengan algo de nuestra propia esencia 👻
Bueno, mientras siga ahí y no aflore ni tan mal; para los demás, por supuesto 😂😂
Muchas gracias Virtudes por tan halagadora visita 🥂
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Hola JM, me ha gustado el tinte de humor negro con el que has barnizado tu relato. Entre retos y hazañas se vislumbra el final. Y es que solo podía quedar uno en O.K. Corral. Me ha gustado.
Saludos y suerte en El Tintero.
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Muchas gracias Carles e igualmente. Me alegro de que te haya gustado el toque humorístico, creo que ayuda a digerir el cruento relato. También agradecido por la bienvenida que he recibido 🖐🏼
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Menuda pareja, como se suele decir eran tal para cual , al final los dos tenían en mente eliminar al otro y mira por donde lo consiguieron. La forma de relatar la historia tiene un punto de humor negro que invita a reírse.
Un saludo JuanMa y suerte en el concurso
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Si te has reído Puri, agradecido doblemente. El toque de humor (negro) para mí es como la sal para sacarle más gusto al plato. No sé porque el bot te puso los mensajes como spam, menos mal que lo he visto y puedo agradecerte la visita. Por supuesto suerte para ti. Ah y casi aciertas es JoMa 😁🖐
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Hola JM
Estaba convencida de haber comentado tu relato tras leerlo pero no sé cómo, se me pasó!
Y como es mejor tarde que nunca, aquí estoy.
Humor negro negro pues no se les queda ninguna «fechoría» por hacer.
Tienes mucha soltura al momento de relatar y se nota que además te diviertes haciéndolo.
Muy entretenido, enhorabuena, un saludo, una bienvenida al club y suerte!
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Hola, Paola, yo acabo de terminar de leerlos todos y se que el tuyo es el del cura que con sotana o sin ella menudo elemento es. Gracias por pasar, yo dejé invernando mi blog de Blogger y ahora estoy por aquí.
Gracias por la visita, agradecido por el comentario y encantado por el recibimiento que estoy teniendo. Por supuesto suerte para ti también 🥂
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El terror que provoca cuando un asesino anda suelto, si son dos, todo se multiplica en una carrera de infarto. Lo he leído sin levantar la mirada del texto y el interés ha ido creciendo. Creo que tienes mucha imaginación y facilidad de recursos para escribir sobre el género negro al que, en este caso, aportas un final grandioso donde los dos protagonistas acaban probando su propia “medicina”. Cualquier otro final no hubiera sido tan brillante.
¡Felicidades y suerte en El Tintero!
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Muchas gracias Mª Pilar, con críticos así da gusto escribir. El género negro, donde personajes y entorno son una escala de grises entremezclada y difusa, es debilidad para mí: lo de buenos y malos me resulta muy plano y binario.
El Garayo tuyo es un personaje estremecedor, sin ningún tipo de escrúpulos, con el que mejor no cruzarse.
Gracias por la visita y tan buen recibimiento y, por supuesto, Suerte; que entre psicópatas anda el juego. Yo casi prefiero perder así tengo la excusa para echar mano a la lata de gasolina 😂🖐
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Saludos JM
Un relato cargado de humor negro. Una pareja de psicópatas donde prevalece el impulso de matar y superar al otro. Suerte en el tintero.
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Muchas gracias Alfredo e igualmente 👍
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Esto es lo que vulgarmente se conoce como una muerte de mierda.
Creo en mi humilde opinión que te quedó un relato interesante, con su toque de humor negro incluso.
Un abrazo.
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Gracias Fran por pasar y participar. Entre psicópatas, al final, solo puede quedar uno, es su naturaleza; pero en este caso, al ser igual de efectivos, ninguno.
Saludos y Suerte 🖐🏼
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Al final el protagonista consigue su efímera victoria, aunque no la pueda disfrutar. Entretenido relato con escenas realmente delirantes. Saludos y suerte en el Tintero
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Muchas gracias e igualmente José, también por la visita y sobretodo porque te haya resultado entretenida la historia. Lo dicho gracias y Suerte 🖐🏼
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Un psicópata nunca puede confiar en otro psicópata, sin duda una valiosa lección. Mucha suerte en el concurso, un saludo.
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Sí, solo puede quedar uno ⚔️😁
Gracias Beatriz por pasar y comentar. Saludos y, por supuesto, suerte 🖐
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Hola, JM, es la primera vez que leo tus escritos. Tu psicópata creo que es el primero que se muere víctima de sus propias maldades. Un lujo, sin duda, la historia. Muy bien planteada como cada uno al final logra deshacerse del otro. El hecho de que cometa el error de no darse cuenta que le coloca laxante, lo hace más creíble, no tan perfecto, por lo tanto, más humano.
Me ha gustado.
Abrazote!
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Muchas gracias Carla y me alegro de que te haya gustado la historia. Los psicópatas por mucho que lo sean también como humanos tienen sus puntos débiles. Encontrarse con la horma del zapato, encima de fino tacón, debe ser irresistible y a la vez su necesidad de ganar una situación extrema. Seguramente a la otra parte le pasaría exactamente igual. Los que no somos tan psicópatas ya tenemos bastante comedura de coco así que, aunque en diferente cubierta, todos somos pasajeros del mismo barco.
Gracias por pasar y comentar. Saludos y Suerte 🖐🏼
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