Diario de un Percebe (soso): Sábado 16 de octubre, día de resaca y explicaciones :P

Buenos días, lo primero dar las gracias a todos aquellos lectores que por diversos medios me han recriminado mis andanzas de anoche 15 de octubre. Se han referido a mi como maltratador de animales y agresor físico de mujeres. La verdad es que, a pesar de mi todavía convaleciente resaca, me habéis sacado un sonrisa y hasta me he sentido más humano que vosotros, al hacerme juicios de valor por mi anterior narración.

Sí, a ver. El que anda perjudicado por la ingesta de alcohol tiene fama de ser sincero en sus declaraciones y es algo cierto a carta cabal. Pero igual de verdadero es que, en estado de embriaguez, la realidad se muestra más que difusa. Y si añadimos también que, por la euforia del momento, perdemos toda timidez; al final resulta que, lo narrador aparte de bastante adornado, es de lo más exagerado.

Que me tropecé con la correa de un perro, el cual en el otro extremo de la acera estaba meando, es cierto. Pero patadas, ni una, ni dos, ni tres lance, solo fueron traspiés al enredarme con esa dichosa cinta que no vi. Por lo que al cachorro tampoco agredí en manera alguna, fue el mismo que del susto un brinco con un aullido pego; y sí, se depositaron en mis zapatos, algunas gotas de su cortada micción.

En cuanto a la mujer que hablaba por el móvil, mientras a este pequeño caniche paseaba, para nada un bofetón le lancé. Yo viendo que iba a perder el equilibrio, al enredarme con el cordón del perro, alce instintivamente los brazos y accidentalmente una de mis manos, la mas torpe de las dos, con la palma acertó a lanzar su smartphone a la carretera. Y ella, en vez de ir a recogerlo, me sujetó viendo que yo estaba igual un bolo humano a punto de caer.

Después de este inusual momento de equilibrio; menos mal que ella era una mujer de mi misma envergadura en cuanto altura, porque de contorno estaba de mucho mejor ver que yo, pudo sostenerme para no acabar ambos por el suelo aplastando a su pobre chucho; sí presenciamos como un coche atropellaba al ya maltrecho móvil.

La verdad es que no me recriminó el manotazo accidental y, con el fatal atropello posterior, se sintió hasta liberada soltando una sonora carcajada. Luego tomando café justo enfrente, los carajillos ya los había yo tomado antes con los amigos, me contó que hablaba con un medio amigo medio novio que era más un pelma que una relación y no sabía como despacharlo, así que mi casual tropiezo y posterior atropello fueron la solución ideal.

Finalmente, sí es correcto que no me acuerdo ni de la calle ni del portal donde ella vive porque viendo mi estado fui yo el acompañado hasta la misma puerta del ascensor. Lo de meter mi móvil en su bolso fue el único destello de lucidez que tuve. Y ahora, que ya me empiezo a encontrar, me llamaré para quedar los tres e ir a una gran superficie a comprar un smartphone y así finalmente ella me pueda dar su número.

Y por último, el tipo de amistad, que tengamos ella yo y el caniche, solo es cosa nuestra que por aquí cuento mis cosas pero no mis relaciones personales. Quien quiera cotilleos que encienda el televisor y seguro que no le faltaran canales para satisfacer su morbo sentimental de vidas ajenas.

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