CONCURSO DE RELATOS, XXIX Edición: CUENTO DE NAVIDAD de CHARLES DICKENS


CONCURSO DE RELATOS, XXIX Edición: CUENTO DE NAVIDAD de CHARLES DICKENS

La jubilación de Santa en Snowy Firs

Yo fui el causante de que los niños de Snowy Firs creyeran que Santa Claus se había jubilado, igual que Johan el cartero, y que juntos estarían en Navidad al sol en una isla tropical; y, en cierto modo, así era.

Todo comenzó el año en que saqué una plaza para correos y telégrafos en la estafeta más septentrional del país. A donde, en diciembre, me tuve que trasladar a toda prisa. Porque mi predecesor, a punto de jubilarse, tenia un vuelo para Tenerife; donde pasaría las navidades.

Snowy Firs, era una pequeña población al lado de La Gran Reserva del Norte. Una avenida principal, seccionada transversalmente por solo dos calles, más las seis granjas de las afueras, era todo lo que daba de sí esta villa. No obstante, su economía estaba saneada, gracias al turismo del parque y por las ventas de artesanía local, durante la época estival.

El viejo Johan estaba más contento que un niño con la jubilación y su ansiado viaje. En los solo dos días que estuvimos juntos intentó ponerme al corriente de todo. Eso sí, dejándose para el final, cuando ya salía con la maleta por la puerta de la estafeta, el secreto mejor guardado de Snowy Firs.

Mientras lo acompañaba al microbús, único transporte público del pueblo, me habló de la estantería de Santa. En ella se guardan los regalos de Navidad que, el vigente cartero, debe repartir después de la cena de Nochebuena. En las viviendas del pueblo yendo por las casas; mientras que en las granjas, solo hay que dejarlos en la mesa del porche, sin olvidarse de beber el termo de ponche caliente que nos hayan dejado.

Me pareció una buena costumbre, conocería mejor a mis nuevos vecinos y no solo de coincidir con ellos en el pub. Durante las dos semanas siguientes el aluvión de recogidas y envíos me tuvo bastante entretenido. La estafeta de correos del pueblo era el punto de encuentro de todo lo que entraba o salía; ya fueran cosas, plantas, o animales más o menos domésticos.

Así, llegó la Nochebuena, y después de cenar me dispuse a hacer de Santa Claus por el pueblo. No eran muchos los vecinos con niños; pero en cada casa no me faltaba un café, o té bien cargado, con su copita de licor casero. La infusión me mantenía espabilado y el chupito era puro anticongelante.

Ya era madrugada cuando salí de la última casa del pueblo y me disponía para coger la furgoneta del reparto. Por la tarde fui previsor al haber metido los regalos de las granjas. Con lo que no había contado era con mi estado para conducir por una carretera helada.

Y, en esa precisa noche, tuve mi primera lección de conducción con suelo deslizante. Yo borracho no estaba, solo bien cargado; por otra parte, a esas horas, podría ir tranquilamente por mitad de la carretera. Pero al poco, saliendo de una curva, vi un destello, sobresaltado di un volantazo y pisé el freno. Mientras empezaba a girar sin control vi que solo fue el reflejo del letrero de bienvenida al parque.

Mis lentos reflejos con un tacto de pedales igual o peor, me demostraron en vivo que, dar un volantazo o frenar en una carretera helada, es una ruleta rusa. La furgoneta patinaba, dando vueltas sobre si misma, sin acertar a escoger dirección alguna. Finalmente se decidió por acabar bruscamente en la cuneta. Yo, con tanto meneo, debí darme con la cabeza en la ventanilla porque todo se fundió en negro.

El tiempo se detuvo hasta que una blanca y cegadora luz me obligaba a apretar los párpados. Unos golpes secos, y una voz como de ultratumba, completaban esta escena de antesala del más allá. No se como acerté a ponerme una mano, cubriendo los ojos, para ir volviendo poco a poco a la realidad.

Era Olgar, el lechero, que picaba en la ventanilla y me preguntaba si estaba bien. ¡Uf! serian las siete, su hora de reparto. Yo no había puesto los regalos en granjas y ni tiempo ya me daría; estando mi furgoneta, medio volcada. Igual por la contusión reaccioné más rápido de lo esperado, vislumbrando una posible solución a mi infantil problema.

En este tiempo, desde la primera nevada, es típico poner a la entrada de cada hacienda un muñeco de nieve como portero de la misma. Le pedí a Olgar seis sacos vacíos de pienso y que me dejara acompañarlo en su reparto a las granjas. El lechero sonriendo asintió, igual que en el pub cuando ganaba a los dardos.

Y así, mientras mi risueño cómplice repartía su leche fresca, yo a cada muñeco de nieve iba equipando con el clásico gorrito rojo de Santa, y de un saco blanco de rafia lleno de regalos; sus nuevas credenciales. Esa mañana el disgusto de los niños, al no encontrar nada en el porche, se esfumaría cuando a regañadientes fueran a la entrada para recoger la leche del desayuno.

De una forma u otra, todos los críos siempre habían sabido que Johan era Santa Claus, aunque el resto del año trabajara como cartero. No necesitaban verlo con un traje rojo, su frondosa barba blanca y una enorme barriga cervecera lo delataban. Y por eso, desde el año en que se jubiló, tuvieron que hacerse cargo, del reparto de los regalos de Navidad, los muñecos de nieve de Snowy Firs.


Casi 900 palabras título aparte

Y así es como Santa Claus dejó a los muñecos de nieve a cargo de la ciudad…


71 comentarios sobre “CONCURSO DE RELATOS, XXIX Edición: CUENTO DE NAVIDAD de CHARLES DICKENS

  1. Me gusta cómo cuentas las cosas. Las vives :-9 y le pones chispa. No fue el mejor estreno, no. Primero igual eran las granjas y luego la ciudad y eso que eran cuatro gatos pero casi a cuatro patas iba el cartero.
    Preciosas fotos las que reseñas. He echado un vistazo y animan la Navidad.
    Espero vernos antes pero si no sucediera así, pese a ser un poco pronto, deseo que pases unos días tranquilos y felices con las personas que tú quieras estén o no presentes: el alma la tenemos todos y el pensamientos nos acerca sin distancias.
    Un beso enorme y feliz Navidad, JM.

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    1. Hola, Maga. Vaya comentario gratificante me dejas, igual que el de los cafés y copitas del cartero novato pero sin los efectos secundarios. Me alegro de que te haya gustado y las fotos fue pinchar el nombre que le puse al pueblo y zas.
      A cuatro patas y a ocho si hubiera dado cuenta del ponche de los termos. Al menos, desde entonces los niños empezaron a hacer sus muñecos de nieve con más ilusión que solo por tradición.
      En cuanto a tus buenos deseos, son completamente recíprocos, y a ser posible mejores.
      Un saludo e igualmente Maga. 🎅🏼🖐🏼

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  2. ¡Asaz ingenioso y lleno de intriga! Además, aunque está feo recordar travesuras, me siento identificado con la pequeña borrachera del protagonista por esas fechas, porque algunas me cayeron en otros tiempos y en la misma época (también trufadas de cierta magia)
    Deseo felicitarte y que seáis felices.
    ¡Viva Tu Estafeta! ¡¡¡¡¡¡Buenas Navidades!!!!!!!

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    1. Hola, Juan. Me alegro de que te haya gustado y sí, yo también en otra época, era bebedor conocido, a esa edad en que si te pasabas con el alcohol al día siguiente borrón y vuelta empezar. Ahora que es justo lo contrario, y a la mínima hay que echar mano del bicarbonato, pero recordarlo me quita años y sin necesidad de tener resaca. 😂😂
      Saludos, suerte e igualmente. 🥂🎅🏼🖐🏼

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  3. ¡Eres increíble JM! ¡Vaya imaginación la tuya! Me ha encantado este relato: original, diferente, situado en otras latitudes. Un recorrido del cartero culpable de que los niños de Snowy Firs casi casi se quedaran sin juguetes.
    Un gustazo de lectura, compañero.

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    1. Hola. José. Tienes razón en las condiciones climatológicas del lugar, pero no te olvides que el exceso de anticongelante del cartero novato también, aparte de a no perecer de frío, a patinar como un pato y acabar en la cuneta. En cualquier caso, supo salir adelante y seguro que para el siguiente año aprendió la lección. Saludos y suerte 🎅🏼🖐🏼

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    1. Hola, Raquel. La leche se habría congelado, pero sin estar acostumbrado a los licores caseros fue lo menos que le pudo pasar aquella noche. Bueno, los regalos es un aliciente, pero el verdadero espíritu navideño es el premio mayor si se mantiene vivo. Saludos y suerte. 🎅🏼🖐🏼

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  4. Hola, JM. Pues si las leyendas guardan unas historias con una lógica aplastante, no? Ja, ja. Qué ingenioso tu prota, no se dejó amilanar, y eso que aún tendría la mente medio embotada. A mí, los Muñecos de nieve siempre me han causado respeto. No sé, son como los payasos, parece que van a hacer algo fuera de tono, en este caso, substituir a Santa, je, je.
    Muy buen relato, excelente aporte al concurso.
    Un abrazo y suerte (y feliz Navidad, compañero!)

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    1. Hola, Pepe. No me des ideas que igual hago una versión siniestra y acaban todos los del pueblo celebrando las navidades en Tenerife porque allí no hay muñecos de nieve.
      Si que tendría buena resaca, pero el aire helado de la mañana y el papelón que tenía ante si lo despejaron en un momento.
      Saludos e igualmente Pepe. Y, por supuesto, suerte. 🎅🏼🖐🏼

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    1. Hola, Manuel. Me alegro de que te haya gustado. Y si que tuvo una noche movidita el cartero nuevo, Seguro que las navidades siguientes ya se habrá acostumbrado a los brebajes subidos de graduación y, por supuesto no conducirá bajo sus efectos. Repartirá primero en las granjas y a la vuelta en el pueblo hará las visitas. Saludos y suerte. 🎅🏼🖐🏼

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    1. Vaya, se me ha disparado el comentario sin apenas terminarlo. Quería decir que tu estilo narrativo es un aliciente más a la historia en sí.
      Y no importa si la historia tiene lugar aquí o al otro lado del globo, el caso es que no deja de ser aleccionadora. Con cartero o sin cartero, los niños seguirán disfrutando de sus regalos.
      Un abrazo.

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  5. Hola JM
    Cono bien dices en el título, eñ que se llevó el gordo de Navidad, fue el gordo barbon del cartero original, wue pilló la jubilación.
    La paga extra por el reparto de regalos lo va a tener que compartir con el lechero, o al menos, dejarle ganar a los dardos.
    Ha quedado muy bien retratada la estampa y el ambiente navideño .
    Me ha recordado el ambiente de twin peaks. Ese papa noel , un poco impresentable, un poco descuidado y un poco desastre, pero también entrañable también me ha gustado mucho.
    Saludosss y suerte

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    1. Hola, Gabiliante. Yo creo que el lechero y el cartero hasta se pelearan en el pub por invitarse, así de amigos se harán.
      Me alegro de que te haya gustado y en sitios tan pequeños no se pueden permitir mal ambiente, máxime con un clima tan poco apacible en invierno.
      Tengo pendiente de revisar, y hasta con los discos en su cajita, Twin Peaks. Un día, no se cual de la semana o en que mes, lo haré. Gracias por recordármelo. 😁
      Saludos y suerte. 🖐🏼🎅🏼

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  6. Divertido e ingenioso, JM.
    Cambiar al Santa-Cartero por muñecos de nieves está bien si vives en snowloquesea. Si eso pasa en Cádiz habría tenido que usar caballas o pulpos caleteros. 😅😂
    Atractivo el tema del ponchito en cada casa, aunque no sé como el Santa atinaba luego con las casas y cada regalo. Buen aguante tenía el colega.
    En casa era usual la leche para los camellos y galletas para los Reyes, que siempre hemos sido del equipo rival, pero se lo daba a mi mujé para que se lo papeara y yo lo cambiaba por un güisquisito. 😜
    Enhorabuena por el relato y suerte en el Tintero.
    Un abrazo. 🤗🍻🍻🍻🍻🥃

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    1. Hola, JA. Con esa recompensa me apuntaría yo esa noche a repartir los paquetes por las granjas, pero seguro que yo en vez de en la cuneta acabaría contra un árbol y no por no haberlo visto sino que al ser dos esquivaría al doble y no el verdadero. 😂😂
      En tu tierra el cartero seguro que habría encontrado algo para el reparto, aunque hubiera tenido que echar mano de los moteros de Glovo con gorritos y barbas blancas postizas.
      Saludos y nos leemos en el VadeReto. 🍻🍻🍻🎅🏼🖐🏼

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  7. Hola, JM. Parece que estas historias de Magos danto tumbos de casa en casa es más habitual de lo que se cree. Parece que este Santa novato ha incurrido en el mismo error de no moderarse con los chupitos. En cualquier caso las adaptaciones a los nuevos tiempos siempre van bien y el muñeco de nieve es el lugar perfecto para depositar los regalos. Un relato divertido con buena factura como en ti es costumbre. Un abrazo.

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    1. Hola, Isan. Si que tuvo suerte el cartero, su accidente no fue grave, y supo salir del entuerto con cierta maestría a pesar de ser el más nuevo del lugar.
      Me alegro, sobre todo, que te haya divertido. Gracias y suerte. 🖐🏼🎅🏼

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  8. Holo, JM, muy ingenioso tu protagonista y a mí, me ha resultado hasta divertido. Claro que él no diría lo mismo. Todas las leyendas que hoy contamos con tanta magia, tienen su origen en algo que aconteció: un tropezón, no llegar a tiempo, una copa de más, olvidarse de algo muy importante… y luego el paso del tiempo ha añadido todo lo demás, como ha pasado con la leyenda que nos cuentas.
    Bonita propuesta para el reto de El Tintero.
    ¡Un abrazo!

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    1. Hola, María Pilar. Me alegro de que te haya divertido este aprendiz de Santa. Pues sí, a veces, no valoramos debidamente esos accidentes o incidentes que son capaces de hacernos sacar cosas o improvisar soluciones. Con una buena actitud salimos mejor adelante que lamentando algo que no tiene ya solución.
      Gracias por el comentario y suerte también. 🖐🏼🎅🏼

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  9. Vanjav, no quiero ni imaginarme el dolor de cabeza del pobre cartero al acabar de repartir los regalos, entre la resaca y el accidente no va a ganar para analgésicos. Relato divertido e intrigante hasta el final. Buen Papá Noel elegiste para tu relato, todo un profesional a pesar de las dificultades. Me ha gustado tu cuento de navidad.

    Suerte en el Tintero, un abrazo y felices fiestas.

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    1. Hola, Carles. Seguro que la resaca, más el golpe le pusieron los sesos en órbita y menos mal que el percance fue sin haber tomado los ponches calientes sino el lechero no lo despierta ni a leches (bofetones). Al final la cosa se pudo arreglar y creo que a partir del siguiente año empezaba los repartos por las granjas, luego en el pueblo ya, a cuatro patas pero sin tener que conducir, se iba arreglando. 😁
      Me alegro de que te haya gustado, Gracias e igualmente. 🥂🎅🏼🖐🏼

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  10. Hola, J.M. Al final el cartero reaccionó con rapidez e ingenio para salvar la Navidad y lograr que los niños siguieran creyendo en Papá Noel.
    Imagino que la borrachera se le pasaría de golpe y porrazo.
    Una trama ingeniosa y muy bien narrada.
    Suerte en el Tintero
    Un abrazo.

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  11. Hola JM. Al fin conocemos el final y también el principio del origen de Santa Claus, y como los muñecos de nieve, convertidos en ayudantes de Papá Noel, se dedican a repartir juguetes por todo el mundo. Un relato muy imaginativo, divertido y lleno de detalles ingeniosos. Un abrazo y suerte.

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    1. Hola, Jorge. Gracias por el comentario, me alegro de que te haya divertido esta anécdota de este pobre novato cartero. En el siguiente año ya espabiló y repartió primero en las granjas aunque acabará igual de borracho al final, al menos estaría en el pueblo y sin tener que conducir. 🖐🏼🎅🏼

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  12. JM, vaya susto para los niños del pueblo, pero no está mal que encontraran los regalos junto a sus muñecos de nieve y la leche.
    Te ha quedado un gran cuento, para contar a los pequeños en estas fechas junto al árbol y al calorcito.
    Un abrazo y Felices Fiestas.

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  13. Hola,JM. Que amables vecinos que procuran tener a su Papá Noel bien cuidado. Que no le falte de nada, jajaja. Así da gusto repartir regalos, entre chupito y chupito. Un relato muy divertido, navideño y el final con el nuevo modus operandi me ha gustado mucho.
    Un abrazo y suerte en el concurso.

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    1. Hola, Pedro. En los sitios pequeños la convivencia radica en que haya buen rollo y anteponer las necesidades sobre todo con un clima que no perdona descuidos. El novato supo integrarse y desde entonces fue uno más. Y me alegro de que te haya gustado. 🖐🏼🎅🏼

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  14. Me ha gustado mucho tu relato, JM. Ha sido divertido y mágico al mismo tiempo.
    Me ha gustado bastante la construcción de personajes y del espacio. Puedo imaginarme un pueblito con atmósfera mágica cada vez que se acercan las fechas decembrinas. Además, ese Santa Cartero es todo un personaje, je, je.
    ¡Y qué decir de esos muñecos de nieve!, me han dejado intrigada. Me pregunto si cobrarán vida para la noche buena. 🤔
    Fue muy grato leerte.
    Un saludo y suerte en el tintero.

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    1. Hola, Cynthia. Me alegro de que esta historia navideña te haya divertido y sobre todo el toque ese de misterio con que la has interpretado. Seguro que en días tan especiales la realidad de la ficción tiene una línea de separación tan fina y difusa que no sabríamos en que lado de ella nos encontramos.
      Muy agradecido por tu comentario, tengo que darle una vuelta a ese toque de misterio que me has mencionado. Saludos y suerte. ⛄👍🏼🎅🏼🖐🏼

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  15. Hola JM, qué bien plantado tu relato navideño, con naturalidad y frescura nos muestras estas peripecias, y la causa de algunos cambios en la entrega de los regalos. me he reido y disfrutado lo de las bebidas que dejan a Santa, era una vieja costumbre en mi infancia dejarles mentas y golosinas, además de la carta.

    Una historia entretenida y divertida, y sobre todo, bien contada.

    Feliz año 2022.

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