Relato original de Carlos en ¿Tienes hora?
Epílogo
Las decisiones equivocadas que no se quieren solucionar acarrean consecuencias que dan una última oportunidad.
Al cabo de unos meses Miguel recibió un telegrama urgente, Berta había tenido un ataque, su corazón nunca fue su fuerte y solía bromear con ello en su época estudiantil, el mensaje lo enviaba Estrella.
Aquella misma noche, tras un vuelo relámpago, Miguel, Estrella y Berta se vieron de nuevo las caras en la habitación del hospital. Esta vez la confidencia de la enferma fue para su niña, no podía dejar este mundo sin que supiera quien era su verdadero padre, por eso pidió a su hija convocará a Miguel con toda urgencia.
Al día siguiente, el diagnostico de Berta, después de las pruebas, no se hizo esperar; padre e hija mirándose como por primera vez, esperaban las palabras del especialista. Bueno, dijo el doctor, esta vez ha sido una angina de pecho, la hemos cogido a tiempo y en unos días en casa pero es un aviso para que se tome las cosas con calma y apoyada por su familia.
Estrella y Miguel se volvieron a mirar, esta vez la complicidad les hizo esbozar una sonrisa, ambos sabían lo que les costaría atar en corto a Berta, para que no les diera otro susto como este.Fdo. Francisco, marido de Estrella, periodista y escritor 😉
imagen: Pixabay
Recibí con una enorme sorpresa, la invitación para asistir a la boda de Estrella y de inmediato sentí un extraño hormigueo en el cuerpo. La madre de Estrella era Berta, fue mi amor juvenil y creo que también mi amor maduro. Vivíamos en Tenerife y desde que rompimos nuestra relación, las pocas veces que la había visto en reuniones de amigos, comprendía que aún hoy, pasados más de veinte años, mi corazón se estremecía cada vez que la veía. Conocía de memoria su mirada, sus gestos, el significado de sus muecas.
Nunca supe la causa de nuestra ruptura, porque jamás lo hablamos. Yo creo que fue una decisión suya, pero siempre me intrigó el motivo de una ruptura tan drástica. Ambos iniciamos entonces caminos que no habrían de converger jamás. Yo creía que nos quedaba solo el recuerdo pero cada vez que escuchaba su nombre comprendía que aún…
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