La tertulia de las diez: «La despedida de Él»


Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.


Era ya muy mayor y desde el primer día, que juntos estuvimos, conectamos. Él necesitaba un hogar donde vivir y yo una compañía que no fuera molesta. Los que somos cascarrabias, llegados a cierta edad, no aguantamos mucho tiempo a alguien; aunque, siendo sinceros, los difíciles de soportar somos nosotros mismos.

Al cruzarse nuestras miradas, a través de la jaula, no hubo duda eramos las dos versiones del mismo espíritu, el con cuatro patas y yo más o menos erguido; según el día que me diera la espalda. Su incierto linaje, con su personal carácter, no era escaparate apetecible y cuando nos vimos, Él ya era un cachorro bastante crecido.

Necesitamos un mes para adaptarnos el uno al otro y, en un piso pequeño, era algo absolutamente necesario para poder convivir los dos bajo el mismo techo. Ni Él ni Yo eramos dóciles o zalameros pero, cuando encontramos nuestro sitio en la casa, la armonía se vio reforzada por ambas partes.

Los siguiente diez años fuimos una pareja dispar pero bien avenida. Si llovía, y Él me traía la correa para salir, yo cogía un paraguas y lo acompañaba hasta que decidiera volver a casa. Cuando íbamos al bar, primero con su mirada me decía que ya había bebido yo bastante y después, al rato, con un seco gruñido, me marcaba la hora de pagar la última.

Ayer me miro a lo zorro, como solía hacer para echarme en cara que yo me hubiera olvidado de algo, solo que en esta ocasión fue sin reproche, igual que la primera vez que nos vimos. A continuación, aprovechando su libertad de correa en el parque, salió corriendo sin volver la cabeza para perderse en el otro extremo.

No me hizo falta explicación, sabiéndose al final de su existencia quiso agotar su vida en libertad, tal como su carácter le marcaba. Seguro que le daría igual, acabar despeñado entre las rocas, o atropellado en una cuneta, su destino era morir Libre. Yo, que lo conocía, y compartía su sentimiento, nunca le puse nombre; siempre, fue, Él.


8 comentarios sobre “La tertulia de las diez: «La despedida de Él»

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