La tertulia de las diez: "Ganarle la partida a la Parca"

Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.

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Dicen que las pesadillas recurrentes suelen ser premoniciones y generalmente de algo malo. Mi sueño se repetía una o dos veces al mes y justo me despertaba angustiado. Era como una película que al abril los ojos estremecido solo recordaba algunos fotogramas sueltos.

Este mes pasado mi pesadilla empezó a ser tan repetitiva que casi no había días intermedios entre mis aterrorizados despertares. A los cinco minutos se me iba pasando esa sensación y borrándose esas imágenes sueltas que me habían producido tal terror.

Los últimos quince días ya sabía, al acostarme, que recurrente pesadilla me acompañaría. Tal vez por eso mis despertares no me provocaban ya pánico al tener asumido lo que me ocurriría. Por ello me dedique a completar la película que cada noche visionaba.

Justo al despertar escribía todo lo que recordaba y llenaba de mayor detalle las imágenes más persistentes. Así en estas dos semanas ya tenia un guión de toda la secuencia con bastantes descripciones. La trama no resultó ser muy compleja:

«Yo iba conduciendo y era mi coche, me resultaba familiar. Era un viaducto en una autovía de montaña, un tramo de la mediana estaba en obras y solamente había unas vallas metálicas. En la radio sonaba una canción que me resultaba muy entrañable, me adelanta una furgoneta con bastante prisa pero la curva del viaducto le obliga a frenar bruscamente justo delante de mi. Yo piso el freno también para evitar la colisión y veo como un trailer que está bajando por el otro lado pierde el control, lanza las vallas que hacen de mediana por el aire y me embiste de lleno. Todo se queda en negro y ahí me despierto sobresaltado».

Hoy, precisamente, he cogido mi coche para hacer unas visitas en la meseta. He pasado por uno de los viales de la autovía y hasta que en la radio no ha sonado cierta canción no me he dado cuenta que en la mediana había una vallas muy parecidas a las de mi sueño. Al momento una furgoneta de reparto me ha pasado a toda velocidad pero al volver a la derecha he visto sus luces de freno pegadas a mi morro. He clavado el freno al tiempo que he visto dos vallas volando precediendo a un camión que como un toro desbocado se me iba a echar encima.

Sabía que ahora si todo se ponía en negro no me despertaría como en la pesadilla. Reduje a tercera para ganar potencia y giré la dirección a la izquierda, del acelerón me puse en el lado izquierdo de la furgoneta. Sentí un fuerte bandazo cuando el camión me arrancó la defensa trasera del coche.

Bueno, en esta ocasión, la Parca tuvo que conformarse con un trozo de plástico de mi coche y el susto de muerte del camionero cuando se quedó la cabina de su trailer empotrada en el pretil del vial. Al rio, de cien metros más abajo, la sangre no le llegó; aunque sí una buena cantidad del anticongelante que el destrozado radiador del camión evacuó.

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