La tertulia de las diez: «La cena de las Almas»


Por mediación de El arca de las palabras del blog de Úrsula un nuevo relato para la ya conocida Tertulia de las diez.


La otra noche tuve un curioso sueño. Nunca había tenido una visión así, sin ser una pesadilla, sí que me resulto de lo más inquietante. La verdad, creo que cambió mi vida para siempre; y esto, literalmente, lo digo.

Parecía la cena de alguna convención o algún otro tipo de celebración. Yo debía de estar en el medio de la larga mesa. Sí que era extensa porque mirando a un lado u al otro no veía donde estaba la cabecera o el postre de la misma.

El caso es que me senté y los comensales próximos, tanto de los lados como los situados enfrente, me resultaban rostros familiares o al menos vagamente conocidos. Todos nos mirábamos entre sí y con un gesto, sin decir palabra alguna, nos saludábamos.

No sé cuanto tiempo pasó, se me hizo una eternidad, y allí seguíamos. Hasta una comida de boda se antojaba menos larga que aquella interminable sobremesa. Algo sorprendente era de que cuando levantaba la vista del plato y miraba a los comensales juraría que, sus rostros aun resultándome conocidos, hubieran cambiado.

Es curioso, no dejo de comer ni de beber, y no siento sabor o aroma alguno de lo ingerido. La sensación me resulta extravagante, como la de una cadena humana de degustación. Estoy con ganas de escuchar, a alguna sirena o timbre avisando, de que mi turno se ha terminado.

Pienso que en los sueños el concepto de tiempo es tan relativo de que, un instante puede parecer eterno; y por lo mismo, la película de una vida entera, proyectarse ante nosotros en segundos. No me gusta esta sensación de suspensión temporal, pero cuando se está soñando no existen las leyes físicas.

Quisiera decir que ya estoy desesperado, pero no es así; a pesar de todo no me siento estresado. Tampoco diría que estoy loco viéndome allí sentado; comiendo, bebiendo, y mirando de vez en cuando a mis compañeros de mesa; como en una escena sin fin.

Creo que ahora ya lo tengo claro, este sueño es el definitivo. No hay un despertar y vuelta otra vez a la realidad. Es el sueño, ese que todos sabemos de qué algún día nos llegará. Y en esta mesa nuestra Alma espera su nuevo destino, ya sea otro cuerpo o el pase directo a la Eternidad.

Vaya algo ha debido salir mal, acabo de oír un insistente ring que me ha sacado del embeleso. ¡Joder!, ahora que ya lo tenía controlado y asumido, otra vez vuelta a empezar. Se ve que mi Alma no me quiere dejar en paz y tengo que seguir con la rutina de cada día. Encima, ya se me hace tarde, y de la cama me tengo que levantar.


4 comentarios sobre “La tertulia de las diez: «La cena de las Almas»

  1. Los sueños que tanto nos cuentan, tanto nos dicen de nosotros mismos y tanto quieren avisarnos de lo que nos ocurre en realidad. Parece que, en muchas ocasiones, cuando se está dormido es cuando más te conoces a ti mismo. Sugerente e interesante tu texto, me gustó mucho. Un saludo grande.

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