MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR (IV)


El ascensor del personal hospitalario

La claustrofobia no era uno de mis temores como tampoco la oscuridad, y si bien los vivos podían llegar a intimidarme, de los muertos no tenía miedo alguno.


En cuanto a los hospitales, únicamente por su característico olor impregnando el caldeado aire, ya me hacía subir los colores de la cara. Así, mis visitas, por muy familiar o amigo del paciente ingresado, debían de ser casi como de repartidor de pizzas. Por eso mismo, aunque estaba claramente indicado, yo solía usar los ascensores del personal, para no tener que estar esperando ni dos minutos los de uso público.


Aquella ocasión ya había cumplido con mi visita de rigor y, si bien al marcharme solía utilizar las escaleras, estaba ya muy sofocado para bajar diez plantas, así que llamé al elevador del personal sanitario. Al minuto se abrieron las puertas, dentro había una camilla cubierta con una sábana. Bueno, en medio minuto, yo estaría saliendo del hospital; y quien hubiera perdido aquel camastro rodante, a continuación, también podría recuperarlo.


Hacía mitad del descenso aquello se paró iluminado solo por una tenue luz de emergencia. Únicamente puede contar hasta diez antes de pulsar la alarma. No hubo respuesta alguna, me costaba respirar y en esa agonía la pobre iluminación también se apagaba. Sentado en el suelo, en completa oscuridad, y asfixiado, note como algo se descolgó de la camilla encontrando apoyo en mi cuello.


Ahora, me contemplo a mi mismo y, seguramente, a mi compañero de ascensor, en sendas mesas de autopsias.


17 comentarios sobre “MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR (IV)

  1. Lamarequeteparió, vaya entreacto te has montao.
    Al final, te conviertes en fantasma y el ático en tu ópera particular.
    Me has descrito perfectamente en un hospital. Por el narrador, no por el muerto. 😅😂🤣
    ¿Terminaremos conociendo al dueño de las pastillas azuladas?
    Vamos a por el siguiente.
    🍻🍻🍻🍻

    Le gusta a 1 persona

  2. Se nos acumulan los cadáveres, ja, ja, ja… Si es que parece que entre tanto ir y venir de gente nadie parece animarse a llevarse al muerto. Y ya se sabe que una muerte trae otra… ¿o eran las bodas? Un abrazo!

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.