MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR Mis réplicas a los compañeros (III)


MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR

Sin ningún tipo de crítica o enmienda, únicamente como ejercicio y tributo a los compañeros, empiezo esta serie de réplicas a sus micros. Lo tenía pensado hacer el mes pasado, pero me pilló el tiempo y solo pude acabar mi propio folletín. Ahora, fuera de toda presión, espero cumplir con ello.

NOTA: Espero que nadie se sienta por ello molesto, pero si es así con decírmelo será suficiente para no faltarle al respeto y borrar esa réplica de la entrada.


MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR Mis réplicas a los compañeros (I)

MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR Mis réplicas a los compañeros (II)

Aquí va la tercera entrega:

¡HAPPY HALLOWEEN!

domingo, 13 de marzo de 2022 por David Serrano (Re.)

… Entre aquella multitud vecinal nadie se percató de la sonrisa poco disimulada del niño repelente del tercero que iba de superhéroe disfrazado. Tampoco hubo observador que se fijara en las salpicaduras de sangre, en su mazo de madera forrado con papel de aluminio, que se quería asemejar al martillo de Thor.

Si por la mañana te encuentras un vampiro en el ascensor con una estaca a medio clavar, en vez de asustarse como la haría la vieja esa de Milagros, y teniendo en la mano el Mjolnir, la cosa estaba clara, había que rematar la faena.


Vestida para morir

domingo, 13 de marzo de 2022 por El Demiurgo de Hurlingham (Re.)

…Cuando se alejan los dos detectives de la escena del crimen, Sofía no puede contener la risa al mirar a su compañero.

—Que convincente quieres ser dando siempre una versión lógica, pareces un vendedor de coches usados timando a los clientes. Menos mal que me tienes a mí para eliminar las pistas comprometedoras y cubrirte las espaldas.

—Sí que es así, ja, ja, ja. Ya me di cuenta como, después de echar el aliento en el espejo del ascensor, limpiaste rápidamente los símbolos satánicos que aparecieron. Lo mismo que eliminaste los restos de óxido de hierro en el cuello de la víctima.

—¿Víctima?. Estamos solos ya la puedes llamar por su nombre. Un demonio pendón de primera categoría. Y la asesina otro demonio también de mucho cuidado. No fue alergia a los frutos secos del pastel, más bien al agua bendita que puso en la masa; no la mató, pero sí la debilitó lo suficiente para poderla estrangular con una cadena de hierro forjado como mandan los cánones.

—Bueno, mujer, como eres. Si le digo eso a los policías seguro que ahora estábamos detenidos camino de un manicomio. Ja, ja, ja.

—En eso sí te doy la razón, querido Ulises. Ja, ja, ja. Tanto en el mundo de los humanos como en el paranormal hay motivos para matar idénticos y, por celos, es uno de ellos. Y nosotros estamos, para hacer justicia en los dos lados, faltaría más. Ja, ja, ja.


La fábrica de ascensores

March 18, 2022 por José Casagrande (Re.)

…El prometedor hallazgo, al ser examinado en la máquina espectral, se diluyó como un bonito sueño justo al despertar. El anillo era una buena réplica, pero carente de poder alguno, un Halcón Maltés sin valor alguno.

A Skuli no le fue mucho mejor con la muerta. Los juramentos del médico forense al empezar la autopsia habrían hecho levantar a los muertos de la cámara frigorífica de la sala contigua. La detective en la morgue tuvo que aguantar un chorreo como nunca antes en toda su carrera profesional.

La muerta resultó ser un maniquí, eso sí, muy bien maquillado. —¿Cómo no iba a tener constantes vitales o como coño miraría la hora de la muerte por la temperatura del hígado?— Repetía el médico, una y otra vez, con sorna hiriente ante la sonrojada cara de la abrumada detective.

Aquella noche tres almas abatidas coincidieron en el tugurio de costumbre para emborracharse sin control. Costumbre muy detectivesca cuando los casos llegan a vía muerta sin pista alguna que seguir. Lestrade, ya había sucumbido al alcohol y roncaba placidamente con la cabeza caída sobre el platillo de los maníes. Hada y Sofía, bastante perjudicadas también, aguantaban el tipo hablando del caso mientras chequeaban noticias y chismes con sus móviles; ya se sabe que las mujeres, hasta borrachas, pueden hacer varias cosas a la vez.


Ruegos desde la ratonera

LUNES, 14 DE MARZO DE 2022 por Bruno Aguilar (Re.)

…Resuenan contundentes martillazos, por encima de los gruñidos, en el portal. Morgan va perdiendo los escrúpulos, a medida que revienta las cabezas descerebradas. Los movimientos pausados de los infectados le proporcionan segundos vitales para poder impactarles y dejarlos letalmente convulsionando.

La calle está sin tránsito, solo vehículos colisionados con otros aparcados o, simplemente, detenidos en la calzada. Por todas partes se oyen murmullos los zombis que parecen estar, igual que comecocos, recorriendo las calles. Enfrente divisa su posible salvación; un edificio de oficinas y, siendo domingo, presumiblemente vacío.

Con el martillo hace añicos una de las lunas de cristal y se cuela dentro. El vestíbulo, como intuía, está despejado. Usa dos expositores publicitarios para disimular la brecha y llama a uno de los ascensores. En la última planta se refugiará.

Mientras asciende en el elevador se siente a salvo y se anima pensando que en unos días los infectados sucumbirán volviendo todo a la normalidad. Ha llegado a su destino y las puertas se abren, pero no llega a ver el pasillo. Algo ha impactado en su cabeza dejándolo semi inconsciente. El ascensor vuelve a bajar.

Aturdido por el fuerte golpe trata de enfocar, con la vista, el objeto que está delante de él. Al tiempo que identifica su martillo, las puertas del ascensor se vuelven a abrir, dos zombis entran; y se darán un festín, con él, de plato fuerte. Los pensamientos de Morgan ya no son tan positivos, como en su anterior viaje, en este mismo ascensor.

Epílogo

En el ático, el conserje y la señora de la limpieza, que se habían citado para tener algo más que palique, también se les ha truncado su cita dominical. Tienen que andar relevándose, a machacar cráneos cada vez que algún elevador abre las puertas, para evitar ser contagiados. Y, como en toda guerra, también puede haber daños colaterales.


Presunto (microrrelato)

14.03.2022 por Rosa Boschetti (Re.)

…Después de aquel extraño suceso me pasé varias noches en vela, dando vueltas al tema, tratando de aclarar lo sucedido. Por mi profesión de viajante de material promocional conozco muchos hostales, pero al del cuerpo atravesado en el ascensor no había ido nunca.

Con el paso del tiempo me fui olvidando del asunto hasta que, después de una interminable tarde de reuniones con pequeños empresarios y comerciantes tuve un déjà vu. En el portal de mí, esta vez pensión, había una furgoneta de mantenimiento de ascensores con el mismo anagrama que aquella vez.

Mis habituales hospedajes en esa ciudad estaban completos y me cogí esta pensión como último recurso. El ascensor era nuevo y los operarios parecían darle los últimos retoques. Hice caso a mi instinto y subí los dos pisos andando sin mirar atrás.

Aquella noche me desperté de madrugada cuando me pareció oír un grito aterrador y prolongado. En mi sobresalto quise creer que la imaginación me había gastado una broma y que aquel alarido sería el de algún gato del vecindario en celo.

Mi habitación era la más próxima a la puerta, guiado por una irresistible necesidad de comprobar algo, con el mayor sigilo que puede, me acerqué a mirar por la mirilla. Podía sentir los latidos de mi corazón mientras palpaba la pared aproximándome a la puerta.

Al girar la tapa vi como las puertas del ascensor se abrían y cerraban golpeando repetidamente el cuerpo atravesado que impedía la maniobra completa. ¡ZAS!, todo se puso negro.

Epílogo

Me desperté en medio de un revuelo, recostado en uno de los sofás la cabeza me repiqueteaba como una incesante campana. A medida que tomaba consciencia, la toalla húmeda que me envolvía como un turbante, cumplió con su objetivo y el dolor de cabeza se hizo tolerable.

Con sentidos aún desafinados una silueta borrosa y de voz tremola se disculpaba por frente a mí. Tuve suerte que el hijo de la patrona, al batearme creyéndome un ladrón, fuera más de videoconsola que de gimnasio porque si no igual ahora podría contarlo. En cuanto quedó claro que no me iba a morir por el chichón los huéspedes regresaron a sus cuartos entre molestos y contrariados por la falsa alarma.

Durante el desayuno, de lo del ascensor, evité comentar nada al no oír yo tampoco nada al respecto. La cabeza ya casi no me dolía, pero accedí a la invitación sin cargo de la anfitriona y prolongar mi estancia un día más. Me dediqué por Internet a investigar la empresa de ascensores no encontrando nada relevante o sospechoso.

Tuve la idea de ir a la biblioteca para buscar en la hemeroteca alguna noticia al respecto. A hora de comer, después de haber repasado innumerables diarios y webs digitales encontré una pequeña reseña que me iluminó. En un foro de hechos sin explicación salía un patrón de casos similares incluido el de anoche mismo.

Las pruebas, con operarios replicantes, ya habían empezado y al primer fallo de rutina (rebelión o huida) imperativamente desactivados.


Un Cadáver en el Ascensor…Micro Retos

LUNES, 14 DE MARZO DE 2022 por Fernando Gil (Re.)

…Alejandro, todavía, algo fatigado por los quince pisos de escaleras sabe lo que tiene que hacer y se pone a ello antes de que pueda ser sorprendido. Abre su carpeta y guarda cuidadosamente la nota de suicidio, al ser mencionado en ella le garantizará un plus ante su jefe. Después, de la caja de herramientas, saca disolvente industrial y un paño de algodón crudo; en el ascensor no tiene que quedar marca de huellas o resto alguno de sangre.

Una vez que la cabina ha quedado inmaculada el operario saca el móvil y envía un SMS al 666 con las coordenadas exactas del hueco del ascensor. Envía la cabina al piso superior y con su llave maestra abre las puertas de la planta quince. Mira hacía abajo para comprobar que se ha abierto ya el portal a las mismas entrañas del Infierno. Ya solo le queda arrojar el cuerpo del suicida por el hueco del ascensor; ya se encargarán de él los demonios de recepción.

Alejandro se sonríe por un trabajo bien hecho. Este mes, gracias a las averías simuladas en los ascensores, los técnicos de buzo (diablos de segunda) van a ganar a los trajeados compradores de almas (diablos de primera) en su particular competencia ante el jefe. Al final, hasta en el Infierno, los obreros salvan más la economía que los ejecutivos.


Cuestión de imagen

Por Manuela Fernández (Re.)

…Al final tuve suerte, en unos pocos pisos de ascensor no hay tiempo material para matar a alguien asfixiándolo y mi muerto solo se había desmayado. Cuando recobró el conocimiento, todavía aturdido, y vio a su hermano gemelo allí tendido se le contagió del infarto cayendo tieso justo a su lado (juntos hasta el final como buenos hermanos). Las marcas rojas en el cuello de mi gemelo no serian concluyentes y como tampoco tuvo tiempo para poder delatarme todo arreglado.


Tendré que tomarme la medicación más en serio como pide mi psiquiatra, un vidente con esquizofrenia no parece muy recomendable y sin contar a este del ascensor ya he tenido que matar a tres sujetos para mantener el ratio de mis predicciones.


¡Justo a tiempo!

por Matilde Bello | Mar 15, 2022 | (Re.)

…Al llegar a la furgoneta el repartidor paso su mano con mimo sobre el lomo de su negro felino que le devolvió el agasajo con un ronroneo. Antes de proseguir con el reparto sacó de la guantera una libreta de tapas negras y apunta, nombre, portal, piso y puerta, del simpático cliente de Amazon que le recriminó la tardanza en la entrega; La próxima vez que le pida algo a Amazon, él ya sé encargará, y bien a gusto, de que le llegue su hora; marcándole con su cúter la entrega, de lado a lado, a esa garganta tan protestona.

—El cliente siempre tiene razón. —Le dijo el repartidor a su copiloto, un blanco gato de peluche (rescatado la última Navidad de entre contenedores) mientras arrancaba la furgoneta para seguir con el reparto. En esta ocasión el felino emitió un enérgico miau como respuesta afirmativa. El ronroneo de antes le había quedado más natural, pero con algo práctica seguro que iría mejorándolo.


Un cadáver en el ascensor

viernes, 18 de marzo de 2022 por Tara (Re.)

…La policía no tardó en presentarse y, aunque las extrañas causas de la muerte se las enchufarían al departamento forense, resolverían de rebote un caso de contrabando de reliquias y estupefacientes. El único inspector de guardia era de la sección canina, así que cuando llegó a la escena del crimen su peludo compañero no tardó en dar la alarma cuando detectó el paquete.


El finado debió usarlo como defensa al ser atacado y el exhaustivo precintado del que hacía gala ya no lo era tanto. El nombre del destinatario era un conocido anticuario en jefatura y con este paquete encontraron la solución en cuanto al sistema de transporte. Cuando el vecino del décimo aceptó la entrega de aquella caja, le plantaron una orden judicial para que la abriera en presencia policial. El contenido no decepcionó, si bien la pequeña cantidad de droga dejaba claro que era para consumo propio —que mala suerte que uno de los zarpazos pinchara la bolsita—, la valiosa estatuilla de jade figuraba en la cabecera de la lista de contrabando de la INTERPOL.


Por una vez la vieja bruja del onceavo algo acertó en sus locas observaciones. Solo ella y el difunto son sabedores de los afilados colmillos de la gárgola del puño de su bastón. O de los zarpazos con el escarpelo que lleva en el bolso, tan práctico para extraer globos oculares, —ahora que en las carnicerías se han puesto tan tiquismiquis— y hacer su exquisita receta de sopa de ojos.


Nota Falsa

miércoles, 16 de marzo de 2022 por Tara (Re.)

…Me costó varios días de marchas fúnebres en el tocadiscos, pero finalmente reconocí que el violín era demasiado fino para mí. Solo con mirarme en el espejo veo que los años no han pasado en balde y tengo más tipo de violonchelo. Por más que he buscado no hay en mi ciudad un profesor particular de chelo.


En cambio, en el pub donde hay actuaciones toca un grupo de jazz y, aunque no es música clásica, he echado el ojo al del contrabajo. Después de contarle mi triste situación musical, entre copa y copa, ha aceptado ponerse manos al trabajo. Este virtuoso maestro es de mi quinta, pero tan grande como su instrumento así que los niños ya no podrán quejarse.


Cuando te falta la inspiración, solo te queda improvisar y el Jazz es pura improvisación.

Hojas de otoño, caducas al finalizar el estío, en fosas comunes apiladas acabáis. La tierra amable, el eterno descanso os dará.

7 comentarios sobre “MICRORRETOS: UN CADÁVER EN EL ASCENSOR Mis réplicas a los compañeros (III)

  1. Eres un terremoto y pura energía JM
    Me asombra tu capacidad de trabajo e imaginación (y tiempo), para responder y extender nuestros micros.
    Has resuelto el caso del mensajero y la vieja bruta que inicio la compañera Matilde Bello, apretando más aún los micros ¡Contrabando de drogas y antigüedades, y mediando por medio la Interpol! ¡Casi ná!
    En “Nota falsa” te has apropiado de la primera persona empoderando a la dama y emparejándola con un violonchelista de su quinta. Los “niños” que se vayan al carajo… la vela.
    Muchas gracias JM ¡Eres un crac!

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    1. Hola, Isabel (Tara), te agradezco el comentario y te diré que la imaginación es fruto de tus, vuestros, relatos. Así que eres y sois buenas fuentes, al leeros se suelta la imaginación y la mía (que va por su cuenta) muchas veces quiere darle una vuelta más.
      Me alegro de que los giros te hayas gustado y resulten verosímiles, más en el de la intérprete musical que la vieja repelente del ascensor.
      De nada, con buenas fuentes la imaginación siempre tiene inspiración fresca.
      Seguro que en la siguiente edición del Tintero nos seguiremos leyendo. De momento, a pasar un buen verano. Saludos.

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  2. Me gustó la visión que presentaste de mi pareja de detectives, entre lo humano y lo paranormal. Es cierto que Sofía es quien le cubre las espaldas.
    Hasta es posible que me hayas dado alguna idea.

    También me gustó la visión que diste sobre la versión de José Casagrande, mezclando mis personajes con los propios. Aunque Lestrade protestaría, diciendo que no se quedaría dormido por la bebida.
    Podría ser que Hada y Sofía quedaran perjudicadas por la bebida. Pero chequeando noticias, mientras escuchan al jactancioso.

    Muy bien contado. Saludos.

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    1. Hola, Demiurgo. Pues me alegro de que te gustara mi interpretación, cuando hay personajes definidos es fácil meter la pata como has comentado, igual Lestrade fingió dormirse para estar seguir al tanto pasando desapercibido.
      Saludos y gracias por comentar.

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