Se acordó que no sabía nadar y la fobia que tenía al mar. Cuando ella le propuso lo del acantilado, el se avergonzó de su secreto y no se atrevió a confesárselo.
Ahora podría disfrutar del cuantioso legado de ella, al ser su único heredero. Entre sus planes estaría tomar clases de natación y buceo en cuanto llegara a las Seychelles.
imagen: Pixabay
Salieron juntos cogidos de la mano. Hacía días que la decisión estaba tomada y tras un hermoso paseo de quince minutos, llegaron al lugar.
Se miraron, suspiraron fuertemente, se besaron y corrieron agarrados hacia el acantilado.
En el último momento él se arrepintió y soltó bruscamente la mano y al instante el cuerpo de su amada caía sobre las rocas punzantes azotadas por el mar.
Ohh…este si que es malvado jmvanjav…más que el ladrón ¿Sabia lo del legado? ¿Cómo entonces iba a confesarle su fobia?
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Me temo que sí Pilar, un oportunista como los de la vida real.
☺️✋
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Buena réplica 👏👏 El porqué de no saltar junto a «su amada».
Buenas noches, jm
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Gracias Lídia, la Fortuna roba más corazones que el Amor.
Un saludo ✋
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¿hay percebes en las Seychelles? jejeje
Encantado de que rebloguearas mi entrada. Gracias.
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De nada Carlos, algo a traición sí que lo hice, en cuanto la leí, vi la jugada, yo no me resistí y salté a rebloguearla.
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