La mitad de algo no es el todo de nada

Muy a menudo, cuando conocemos parte de una historía, la completamos imaginando el resto sin tener en cuenta que las simetrias son subjetivas y, a veces, no es lo que parece. Es, como si al ver media cara de una foto la completáramos, muchas veces puede funcionar; pero… en la que nos equivoquemos, meteremos la pata hasta el cuello. Incluso, siendo testigos de una situación, desconocemos muchos factores, nos fiamos de la vista y damos por válido lo que pasa ante nuestros ojos.

En cambio, cuando somos nosotros el objetivo, rápidamente, solicitamos se tengan en cuenta todas esas cosas, que creemos se han obviado, en el juicio de valor que nos han hecho.

Si fueramos prudentes, al observar algo, deberiamos considerar, a parte de nuestro punto de vista de espectador, el de los actores de la situación. Así todo, también necesitariamos ver el contexto donde y como sucede; incluyendo, al resto de observadores, que serian los figurantes de la escena.

Yo, como soy mal detective y peor juez, para evitar meter la pata dando rienda suelta a la imaginación, de esa suelo andar bien, directamente concedo el beneficio de la duda. El tiempo ya dirá, y si me hago con todas la piezas del puzzle, entonces me pronuncio 🙂